La hipertensión arterial (HTA) durante el embarazo, que afecta al 10% de las mujeres y es la primera causa de muerte materna y de morbilidad perinatal en Argentina y en el mundo, puede causar problemas como preeclampsia y nacimiento prematuro, por lo que los especialistas recomiendan la consulta cardiológica durante la gestación.
Las mujeres más proclives a padecer complicaciones son las que tienen «sobrepeso u obesidad, embarazos múltiples, las mayores de 40 años y las que ya tuvieron problemas en embarazos previos», señaló hoy en un comunicado la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).
La HTA se presenta en el 10% de las embarazadas, en tanto que los casos severos son el 5% del total.
Además, hasta un 17% sufre «hipertensión gestacional» o «hipertensión inducida por el embarazo», la mayoría de las veces «leve», aunque puede plantear «complicaciones severas y llegar a tener un gran impacto en la salud» de la madre y el bebé, explicó la ginecóloga y obstetra Liliana Voto, miembro de la SAHA.
Esos porcentajes, indica la entidad, evidencian la importancia de realizar consultas cardiológicas durante el embarazo, particularmente si se tiene en cuenta que la presión arterial elevada es una enfermedad «silenciosa» que no genera síntomas.
Se considera que una persona es hipertensa cuando su presión arterial (PA) es igual o supera los valores de 140/90 mmHg en dos tomas con un intervalo de 15 minutos.
«Una mujer padece hipertensión crónica cuando tiene HTA antes de las 20 semanas de embarazo, es decir que ya la padecía previamente. En cambio, cuando se manifiesta después de la semana 20 se la denomina hipertensión gestacional.
Durante la gestación la PA elevada puede generar complicaciones para la mujer y el hijo si no se trata rápidamente, como por ejemplo preeclampsia (que en casos graves pone en peligro la vida del feto y de la madre) o un nacimiento prematuro», advirtió la presidente de la SAHA, Judith Zilberman.
«Las mujeres deben controlarse desde jóvenes. Y hay que tener un cuidado especial con aquellas que ya tienen HTA o la adquieren con el embarazo, porque tienen un riesgo mayor de tener una complicación ya sea cardíaca, renal o hepática, comparado con las que no la tienen», indicó.
Según Zilberman, en la mayoría de los casos si una embarazada presenta PA hay que medicarla pero sin que descienda más allá de 120/70 mmHg, ya que podría hacerle mal al bebé al robarle el flujo placentario.
Para ello los fármacos que se utilizan son los que «no dañan al feto, como alfametil dopa, labetalol, nifedipina o amlodipina. Salvo que la mujer tenga alguna otra enfermedad concomitante, se inician en ese orden», detalló.
El objetivo es alcanzar la viabilidad fetal (embarazo mayor de 34 semanas) y evitar un daño severo en la madre. En el caso de presentarse preeclampsia, el tratamiento definitivo es el parto», puntualizó Zilbermann.
La mejor manera de prevenir la HTA es mantener un estilo de vida saludable, incluso antes de comenzar la gestación; tener una vida activa, con una dieta mediterránea variada y un adecuado aporte de productos lácteos, lo que puede retrasar la aparición de un problema durante el embarazo, o al menos facilitar su manejo.
En la dieta de la embarazada no deben faltar las proteínas, imprescindibles para un adecuado crecimiento del feto.
Otro dato importante es que la embarazada e hipertensa debe alimentarse con una dieta normosódica, o sea, que no debe estar totalmente desprovista de sal. De hecho es el único caso de HTA en el que no se prohíbe la sal», comentó la cardióloga Olga Péaz, del Servicio HTA del Hospital Santoyani y también miembro de la SAHA.
Zilbermann dijo que, además de la hipertensión arterial, hay otros signos de alarma ante los que la mujer embarazada debe consultar al médico de manera urgente, pues algunos pueden ser indicadores de preeclampsia.
Estos son visión borrosa o nublada, dolor de cabeza intenso, náuseas y/o vómitos persistentes, dolor en el abdomen superior derecho o en la boca del estómago, fotofobia (intolerancia a la luz), una exagerada tendencia al sueño (somnolencia) y disminución o ausencia de movimientos del bebé.