La irrupción de las tecnologías en las escuelas generan «tensiones que coexisten y se disputan poder todo el tiempo» entre las nuevas y las viejas prácticas de enseñanza, afirmaron especialistas, quienes propusieron «un diálogo para encontrar puentes» como alternativa «para poder cristalizar los procesos de aprendizaje».
La necesidad de encontrar una salida ante las crecientes tensiones entre las nuevas y viejas prácticas de enseñanza que salieron a la luz, tras la irrupción de las tecnologías en la educación, fue debatido por especialistas durante la presentación del libro «Navegar entre Culturas», de la periodista Silvia Bacher.
«En las escuelas hay un desacople, un desacompasamiento epocal entre las viejas prácticas que quedaron huecas y las nuevas que requieren las voces de los estudiantes para que la escuela vuelva a tener sentido», explico la periodista especialista en educación.
En este aspecto, aseguró que las tensiones que esta situación genera «provoca un vacimiento de sentido de cómo funciona la escuela, cuál es su auténtico fin», por lo que propone «un diálogo para comprender, escuchar y encontrar puentes» entre ambas prácticas de enseñanza.
La aparición de los smartphones y la explosión de las redes sociales no sólo revolucionaron las comunicaciones, sino que pusieron «en crisis a la educación tal como la conocíamos. Ahora hay que saber combinar la comunicación, la educación y la ciudadanía digital», aseguró Mariana Maggio, profesora de Tecnología de la Educación de la facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires.
«Hay más tecnología ahora que antes, pero eso no significa que se pueda construir conocimiento. Muchos docentes no formamos parte del universo cultural de los estudiantes y la idea de lo nuevo contra lo viejo genera tensiones y esto hay que buscarle una salida a través del diálogo», dijo Maggio.
Indicó que hace 15 años «se pensaba que el docente no iba a poder adoptar las nuevas herramientas, utilizar el celular y las redes sociales en el aula con un fin pedagógico, pero ahora la salida no es imponer la tecnología sino lograr un consenso para aflojar las tensiones que se están cruzando todo el tiempo».
Y destacó que este proceso de transformación «debe estar garantizado desde el Estado a través de políticas públicas».
Para Bacher este choque entre lo nuevo y lo viejo «no genera un retroceso en términos de aprendizaje, sino una pérdida de sentido, hay muchas instituciones que son como cáscaras que siguen funcionando en el como sí, pero ese cascarón esta vacío».
«Esta descripción -añadió la escritora- se puede aplicar a la escuela, donde los chicos van, los maestros también van y los padres mandan a sus hijos, pero estas tensiones hacen que no termine de cuajar y que se cristalicen los procesos de aprendizaje, la construcción de identidad y de ciudadanía plena», sostuvo.
Maggio apuntó que los maestros «son cada vez más contemporáneos, pero el problema son las prácticas. No se está capturando el potencial tecnológico en las prácticas en el aula».
Indicó, además, que «hay profesores que realizan tareas maravillosas» en materia de innovación con sus alumnos en clase, «pero esto no configura un movimiento que apunte a eso».
Y agregó: «trabajar con a tecnología no se logra en las cuatro paredes del aula, tiene que haber un diálogo que reconozca al otro. Los chicos hoy son muy distintos».
Maggio relató una experiencia personal como docente en este sentido. «En mis clases conozco a muchos alumnos, me esfuerzo por saber de ellos, pero cuando me dan su Facebook me permiten conocerlos mejor. En las clases los veo todos los días, pero los encuentro en una red social».
Tampoco para Maggio implica un retroceso reducir las tensiones «porque hoy un estudiante consume objetos culturales en serie, juegos y otros formatos narrativos que son muy complicados, que plantean interrogantes complejísimos. No son chicos que tengan problemas a la hora de entender o decodificar cuestiones difíciles».
Para la profesora de tecnología de la educación el desafío hoy es «saber cuál es el horizonte, hay que comprender a la cultura contemporánea para darles la posibilidad de que ellos se generen mejores oportunidades en el mundo del trabajo. Para eso hay dos caminos, la vía de la resistencia o la de las redes o de las oportunidades que da la red».
Bacher graficó esta cuestión con un texto de su libro. «La selfie de una humanidad sin inodoros ni letrinas, pero con celulares, con armas de fuego al alcance de la mano pero sin educación para abordar nuestro tiempo, debería ser trending topic. Pero es invisible».