La mayor revisión del Sistema Internacional de Unidades (SI), que ocurrirá el viernes en París si se aprueban los cambios en la forma de medir el kilogramo, el kelvin, el ampere y el mol, tendrá voto local a través del argentino Héctor Laiz, un referente de la metrología, quien calificó a este hecho como un «evento histórico» para la ciencia.
Uno de los aspectos significativos de esta cumbre, que transcurrirá durante la Conferencia General de Pesas y Medidas (órgano internacional que aprueba el SI), radica en que será la «primera vez», y tras casi diez años de debate, que en un mismo evento se redefinan cuatro unidades de medida, explicó a Télam Héctor Laiz, gerente de Metrología, Calidad y Ambiente del INTI y miembro del Comité Internacional de Pesas y Medidas.
Esas cuatro unidades de medida son el kilogramo (unidad de masa), el kelvin (unidad de temperatura), el ampere (unidad de corriente eléctrica) y el mol (unidad de sustancia), que componen el Sistema Internacional de Unidades junto con el metro, el segundo y la candela (que mide la intensidad luminosa).
Los cambios sobre las cuatro unidades en cuestión, que entrarán en vigencia en mayo de 2019, implican que su medición pasará a estar «basada en las constantes de la ciencia (o de la Física), como la velocidad de la luz o la carga eléctrica del electrón, y no en objetos o artefactos» (como sucede hoy), sostuvo el representante que dará el voto argentino a esta «revisión histórica».
Si bien se trata de un «cambio importante», especialmente para la metrología (la ciencia que se ocupa de estudiar, investigar y mejorar las mediciones), no será perceptible en la vida cotidiana de las personas, aclaró Laiz.
Esta modificación, detalló, «no va a impactar en la balanza que se usa en el médico para ver si engordamos o adelgazamos, en la de la carnicería para pesar el asado o para pesar un camión de soja».
En cambio, puntualizó, sí tendrá un gran impacto en las mediciones de más alta exactitud que realizan los institutos de metrología, en la investigación científica, o en mediciones de muy alta tecnología, que serán más exactas.
Además del aspecto científico, el especialista indicó que esta modificación también representará un desafío para la educación: «a partir de ahora va a haber que enseñarle a los alumnos en los colegios secundarios la redefinición del kilogramo», ejemplificó.
«El kilo se basa en una definición fundada en un objeto: desde hace más de 100 años se lo define como la masa de un cilindro de platino iridio que está depositado en el Bureau Internacional de Pesas y Medidas (BIPM), en Francia».
Con el cambio, la nueva definición del kilogramo va a estar sustentada en una corriente fundamental de la Física Cuántica (la denominada «constante de Planck»).
Pero no solo el kilogramo, sino las siete unidades de medida estarán basadas en constantes de la naturaleza, lo que implica que ya no dependerán más de artefactos ni de propiedades de materiales, describió el especialista.
Consultado sobre el motivo por el cual esta redefinición se plantea en estos momentos (aunque suma más de diez años de debate), el especialista dijo que es porque «recién ahora se lograron los experimentos con el nivel de exactitud necesaria como para que este cambio implique una mejora respecto de la situación anterior» en el concepto de medidas.
Sobre la reunión del viernes, en París, sostuvo que «será un día histórico» al tener en cuenta que las mediciones no sólo son claves en nuestras actividades diarias sino también para la industria, la investigación, la innovación, el comercio y la cooperación internacional.