Tomarse media hora para desayunar es una de las medidas más recomendada por los nutricionistas del ministerio de Salud bonaerense para bajar de peso y cuidar la salud, quienes aseguraron que darle importancia a la primera comida del día «ayuda a reducir la grasa abdominal».
Médicos de la cartera sanitaria provincial recordaron que cuando los valores de la balanza indican sobrepeso el problema va mucho más allá de la estética: se asocia directamente con un mayor riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles, como las cardiovasculares, la diabetes, algunos tipos de cáncer y hasta afecciones respiratorias crónicas.
Y explicaron que 6 de cada 10 muertes se deben a este tipo de enfermedades, las llamadas “crónicas no trasmisibles”.
“En Argentina no tenemos el hábito de desayunar y nosotros observamos que cuando la persona empieza a hacerlo modifica gran parte del metabolismo y eso se ve reflejado en una mejora de la distribución de la grasa corporal, con evidente reducción del abdomen”; explicó la nutricionista del hospital provincial El Dique, de Ensenada, María Laura Sansalone.
Un buen desayuno, aclaró, debe contemplar algún lácteo descremado, cereal (copos, un pedazo de pan o tostada), queso o mermelada reducida en calorías y, en lo posible, una fruta.
La especialista detalló que desde el Programa de Rehabilitación Cardiovascular del que forma parte se trabaja con la persona para que adquiera herramientas saludables en su dieta pero también que cambie hábitos que lo protegerán de las enfermedades crónicas. En ese sentido, dijo que es fundamental abordar el manejo del estrés, de las emociones, evitar el sedentarismo y descansar lo suficiente.
“Cuando hablamos de nutrición, inequívocamente lo relacionamos con la palabra dieta, sin embargo la excede, porque la nutrición abarca también la salud emocional, los hábitos y la calidad de vida en general”, dijo.
Hoy está probado que si una persona obesa logra bajar un 10 por ciento de su peso, disminuye también, en forma notable, el riesgo cardiovascular y metabólico y agregó que “incluso cuando esto ocurre en el marco del programa muchas veces se puede reducir la medicación” al punto que en algunos pacientes diabéticos, el descenso de peso posibilita dejar de lado la necesidad de hipoglucemiantes.
“Muchas veces la creencia de la gente supone que ir al nutricionista implica solo restringir la ingesta cuando en realidad muchas veces el planteo es distinto, porque hay que pensar todo lo que falta en términos de nutrición”, aclaró Sansalone.
Recordó que la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es consumir cinco porciones diarias de frutas y verduras, en concreto, dos verdura y tres de fruta y contó que la última encuesta de factores de riegos del ministerio de Salud de la Nación reveló que, en promedio, los argentinos consumimos menos de 2 porciones.
«Sólo el 5 por ciento de todos los encuestados consume la cantidad necesaria. Es decir, tenemos un 95 por ciento de la población adulta restante que no llega a tener este consumo cardioprotector”, dijo la nutricionista.
En Argentina, se calcula que se consumen 11 gramos diarios de sal, la recomendación mundial para una persona que no tiene patología cardiovascular, es de 5 gramos. Los especialistas insisten en que duplicar el consumo de sodio se correlaciona con la hipertensión y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares.