El mercado aerocomercial argentino estuvo signado durante 2018 por los conflictos en Aerolíneas Argentinas, que llegaron a provocar en algún momento la cancelación de casi 400 vuelos, afectando a más de 40.000 usuarios en un solo día, la inauguración del aeropuerto de El Palomar como estación aérea comercial, lo que generó resistencia de parte de un grupo de vecinos y hasta presentaciones judiciales para impedir su funcionamiento, y por un fenómeno que seguramente marcará un punto de inflexión: El «aterrizaje» de las líneas aéreas Low Cost.
Flybondi fue la primera de las de bajo costo y a la vez la única que se define de esa manera. Y ahora le agregó el término «ultra» como concepto de marketing. FB Inició sus operaciones regulares a fines de diciembre del 2017, pero fue durante el primer semestre de este año donde mostró su mayor expansión.
Con pasajes a un costo muy por debajo de los valores que se manejaban hasta el momento, la aerolínea fundada en el 2016 por Julian Cook intentó imponerse en un mercado considerado en crecimiento y con enorme potencial de desarrollo, pero no pudo evitar quedar ligada a diferentes incidentes con sus aviones que provocaron demoras, cancelaciones y hasta la impensada situación de que un vuelo partiera desde Bariloche a Córdoba sin las valijas, que fueron trasladadas luego por vía terrestre.
Tal vez por eso, Avianca, que inició sus operaciones en el segundo semestre no se define como aerolínea low cost, pese a que trabaja con valores por debajo de la línea regular. Esta firma comenzó a operar con dos aviones turbohélice ATR con capacidad para 72 personas, volando a Rosario y Mar del Plata y posteriormente amplió sus servicios a Santa Fe y Reconquista, mientras que para enero del año próximo está previsto que inicie sus vuelos regionales a San Pablo.
Tampoco Norwegian se define como low cost, sino que sostienen sus directivos que es una aerolínea con “precios bajos”. Si bien inició sus vuelos regulares en octubre, ya muy avanzado el año después de superar una serie de dificultades en su país de origen, Noruega, hoy ya cuenta con tres aeronaves y vuela a seis destinos nacionales, con una proyección para el año próximo de al menos diez aviones y 25 destinos.
Otro de los temas controvertidos del año fue la inauguración del aeropuerto de El Palomar como estación aérea aerocomercial y desde hace dos meses, internacional.
Allí, por el momento opera solamente Flybondi, aunque pronto comenzará a hacerlo JetSmart, la aerolínea chilena que inicialmente unirá Buenos Aires con Santiago de Chile, pero que en marzo prevé comenzar con sus vuelos de cabotaje desde el mismo lugar.
La habilitación de El Palomar tuvo una denodada resistencia por parte de vecinos que se quejaban de la contaminación ambiental y sonora, de defensores de los Derechos Humanos que consideraban el lugar como un “lugar de memoria” y de ambientalistas que aducían que afectaba una reserva natural.
Pero independientemente de los «dolores de crecimiento» del mercado, la merma en el precio de vuelos de cabotaje y regionales ha permitido que miles de personas que jamás habían subido a un avión, hoy puedan hacerlo.
Después de un primer semestre sin sobresaltos, el conflicto entre Aerolíneas Argentinas y los gremios que componen su plantel de trabajadores se llevó toda la atención con una serie de medidas de fuerza de parte de los sindicatos, que tuvieron en el mes de noviembre su punto más alto.
Si bien la superficie del conflicto radica en una negociación paritaria no cerrada y en una interpretación controvertida de una cláusula de la paritaria anterior, la realidad puede estar mucho más allá. Desde que asumió la conducción de la empresa de bandera Luis Malvido en reemplazo de Mario Dell`Acqua, comenzaron a plantearle a los gremios la necesidad de ajustar los costos, la productividad y la eficiencia, analizando situaciones particulares que tienen sus empleados y que no poseen los de otras compañías.
Los gremios los consideran “derechos adquiridos” y las conversaciones sobre ese punto no parecen tener un destino claro.
Tanto los directivos, como desde el Gobierno nacional se insistió en la necesidad de que Aerolíneas deje de pedirle subsidios al Estado para seguir funcionando y el propio Malvido indicó que en términos concretos la compañía está “quebrada” porque no podría subsistir de no ser por el aporte gubernamental.
En el ámbito internacional se concretó el arribo de nuevas compañías y nuevos servicios de algunas que ya se encuentran operando desde hace muchos años en el país.
Este año comenzaron a volar a Argentina las compañías, Level, desde y hacia Barcelona; Norwegian, desde y hacia Londres; Ethiopian, desde y hacia Addis Adeba; Swissar, desde y hacia Zurich mientras que American Airlines inauguró vuelos directos a Los Ángeles desde Buenos Aires y United sumó una frecuencia diaria a Nueva York.
También fue el año de las frecuencias internacionales desde distintos puntos del país, logrando que ciudades como Córdoba, Mendoza, Rosario, Salta y Tucumán tengan conexiones directas con Panamá, Lima, Santiago de Chile, varias ciudades de Brasil y Madrid.
La denominada «Revolución de los Aviones», un ambicioso programa enunciado a poco de asumir por el ministro de Transporte de la Nación Guillermo Dietrich, finalmente parece haber levantado vuelo.