Un equipo científico de la Universidad de Shenzhen, China, aseguró haber creado los primeros bebés manipulados genéticamente para hacerlos «resistentes a enfermedades» como el VIH, publicó MIT Technology Review, un hecho destacado por expertos argentinos aunque también abordado con cautela y motivo de críticas en ese país y a nivel mundial.
He Jiankui, el científico que lideró la investigación para la cual se empleó la técnica de edición de genes conocida como Crispr, reveló el proceso de fertilización que siguió hasta lograr el nacimiento de las gemelas Lulu y Nana, «genéticamente modificadas» para que «no puedan contraer el virus del SIDA (VIH)».
«Los resultados indicaron que la operación funcionó correctamente, como estaba previsto», aseguró el asiático en un video en Youtube.
Los resultados de este estudio fueron originalmente publicados ayer por la revista especializada del MIT, aunque los medios locales (como, por ejemplo, el diario China Daily) aseguraron hoy que aún le falta «constancia».
He, quien adelantó que el próximo mes «se darán a conocer más detalles de la investigación», sostuvo que la modificación no busca eliminar enfermedades genéticas sino «dar a los bebés la habilidad natural para resistir a una posible futura infección al VIH».
«La tecnología de Crispr se utilizó en este caso para eliminar la puerta de entrada al virus del SIDA (VIH)», explicó en diálogo con Télam Marcelo Rubinstein, investigador del Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular (Ingebi) del Conicet,
«Hasta ahora nunca nadie había reportado haber creado bebés modificados genéticamente, por lo que pueden llegar a ser los primeros», agregó el especialista, que además es profesor de Ingeniería Genética en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
En relación con la técnica (Crispr), Rubinstein resaltó «es posible de ser utilizada con un grado de seguridad potencialmente muy alto», y añadió que «se suma al arsenal tecnológico que comenzó a usarse hace 40 años desde el primer bebé de probeta, con el agregado notorio de que aquí se modifica de manera directa y direccionada un único gen en los nuevos bebés».
«Este cambio en el código genético es heredable, por lo que las hijas e hijos de estos bebés modificados genéticamente podrán ser portadores de las mutaciones recientemente creadas», continuó.
Si bien He Jiankui explicó que el fin de su investigación es prevenir una enfermedad a través de una mejora en el ADN, Rubinstein aclaró que es una «apreciación subjetiva y que no necesariamente la prevención potencial de una enfermedad modificando el genoma deba leerse como una mejora en sí misma».
No obstante, el especialista argentino destacó que «es, sin dudas, un área de investigación muy interesante».
«Ya hubo otro tipo de presentaciones en Estados Unidos utilizando la misma tecnología en reparación de mutaciones, sin embargo en aquel caso el experimento fue interrumpido en un estadio embrionario y los bebés no llegaron a nacer», detalló.
Sergio Papier, especialista en Medicina Reproductiva, dijo a Télam que «la edición de genes es una alternativa valiosa para el futuro», aunque consideró que «en el presente sigue siendo un método experimental hasta tanto no se compruebe su eficacia y seguridad en protocolos de investigación que sean rigurosos desde lo científico, legal y ético».
En este sentido, Rubinstein sostuvo que «por supuesto que este tema va a desatar reuniones de paneles éticos que abordarán el tema en cada país».
«Pero la ética es una construcción cultural cambiante por lo que es difícil de predecir qué ocurrirá en el corto y mediano plazo con el uso de esta tecnología de edición génica», dijo.
La universidad de He se mostró «profundamente conmocionada», en un comunicado, y señaló que el científico realizó la investigación fuera de la institución y sin su conocimiento, señala un despacho de la agencia DPA.
Según la Southern University of Science and Technology, la investigación de He violó la ética y normas académicas, y pidió una investigación oficial de su trabajo.
Las autoridades de Shenzhen anunciaron la creación de un comité de ética médica para evaluarlo.