Los alegatos en el juicio oral por la muerte de 33 presos durante un incendio en el penal de Magdalena ocurrido en el 2005, la tragedia más grande ocurrida en la historia del Servicio Penitenciario Bonaerense, comenzarán hoy ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5 de La Plata.
Hoy alegarán la fiscalía y las querellas, mientras que el 19 y 20 de diciembre próximos alegará la defensa de los imputados, precisó un vocero tribunalicio.
El hecho por el que se juzga desde agosto a 17 agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) ocurrió en octubre de 2005, cuando se produjo un motín en el pabellón 16 de la Unidad 28 de Magdalena.
Por tal razón ingresaron al sector Reymundo Fernández (secretario del penal), Jorge Martí (encargado de turno), María del Rosario Roma (segunda jefa de guardia de seguridad exterior) y, de acuerdo a la acusación, dispararon balas de goma con una escopeta.
Tras este episodio, se produjo un foco de incendio en el fondo del pabellón y los penitenciarios se replegaron y cerraron la puerta del mismo, lo cual no permitió la asistencia y rescate de los 33 presos, que murieron por el quemaduras y asfixia.
Entre los acusados se encuentran el por entonces director de la cárcel, Daniel Oscar Tejeda y el ex jefe de seguridad exterior Cristian Alberto Núñez; ambos imputados de «homicidio culposo agravado por la cantidad de víctimas».
En tanto, Jorge Marti, María del Rosario Roma, Marcelo Valdivieso, Reymundo Fernández, Juan Zacheo, Gualberto Molina, Juan Santamaría, Juan César Romano, Carlos Augusto Busto, Marcos Sánchez, Rubén Montes de Oca, Eduardo Villarreal, Maximiliano Morcella, Gonzalo Pérez y Mauricio Giannobile son juzgados por «abandono de persona seguido de muerte».
Las audiencias del juicio comenzaron en agosto en el Tribunal integrado por los jueces Carmen Palacio Arias, Ezequiel Medrano y María Isabel Martiarena, en las que declararon alrededor de 400 testigos, entre ellos, dos sobrevivientes de la tragedia; Juan Domingo Blanco Recalde y Angel Eduardo Quintana Ramírez.
Blanco Recalde recordó que al sentir la balacera retrocedió y se cubrió con un colchón. Ante el humo y el fuego, y al descubrir que habían quedado encerrados en ese pabellón, comenzaron a pedir a gritos ayuda. «No podía respirar, traté de concentrarme en no malgastar oxígeno pero pensé que no iba a salir vivo, ya se me estaban quemando las orejas, no por el fuego, sino por el calor que había», recordó conmovido cuando declaró.
El hombre, hoy ya en libertad, detalló que escuchó «que gritaban que la puerta de atrás había sido abierta» pero que no podía acercarse allí «por el fuego» y relató que poco después oyó que le decían que se acercara a una ventana y al hacerlo recibió un baldazo de agua. «Me tiraron un balde de agua, que para mi fue un balde de vida», dijo con la voz quebrada, tras lo cual contó que finalmente fue sacado del pabellón en llamas a través de un boquete en la pared que habían practicado presos de otros pabellones.
Quintana Ramírez también estaba alojado en el pabellón 16 y pudo ser rescatado por compañeros de otros sectores del penal que lograron forzar el candado de una puerta trasera. El hombre, también actualmente en libertad, padece un cáncer que el atribuye a los daños sufridos por la inhalación de humo tóxico durante este incendio. «A mi se me quemó la gomaespuma del estómago», dijo el hombre, en alusión al cáncer que afecta su estómago.
Durante el desarrollo de las audiencias el tribunal ordenó la detención de un agente del SPB, Hugo Moriena, por el delito de falso testimonio ya que su declaración brindada hace 12 años en el sumario administrativo y que consta en la causa, permitía probar que la puerta del pabellón 16 de la Unidad 28 había sido cerrada, pero luego al declarar ante el TOC 5 se desdijo.
En tanto a fines de septiembre, Javier Casco, que estaba de guardia la noche del incendio declaró ante los jueces que no recordaba nada de esa noche y fue acusado de mentir acerca de no haber comentado los hechos con otros compañeros.
Un informe de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) precisó que en el 2005 había 592 detenidos en la UP 28, cuando la capacidad del lugar es para 358 personas; en tanto desde el 2005 a la actualidad, la cantidad de personas detenidas en la UP 28 pasó de 592 a 1199 sin que se ampliara la capacidad de alojamiento, profundizando el hacinamiento y agravando las condiciones detención.