El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, asumió hoy un nuevo mandato de seis años en medio de fuertes críticas de la oposición y de gran parte de la comunidad internacional, y ante la presencia de apenas cinco jefes de Estado extranjeros.
Pese a que la Constitución establece que los presidentes deben jurar ante la Asamblea Nacional (AN, parlamento), Maduro lo hizo ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
El TSJ, controlado por el oficialismo, declaró “en desacato” a la AN, que tiene holgada mayoría oficialista y desconoce el nuevo período presidencial, a tal punto que el martes debatió un anteproyecto de “ley de transición” con el fin de “ejecutar políticamente” un cambio de gobierno.
“Por el legado del pueblo, por Simón Bolívar, por nuestros pueblos originarios, por el legado del comandante Hugo Chávez, por los niños y las niñas de Venezuela”, juró Maduro su mandato para el período 2019-25.
“No daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma”, prometió el jefe del Estado, de traje oscuro y corbata roja, acompañado por su esposa, Cilia Flores, ante un recinto colmado de funcionarios y simpatizantes chavistas.
También asistieron los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Cuba, Miguel Díaz Canel; El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; Nicaragua, Daniel Ortega, y Osetia del Sur (un país no reconocido por la ONU), Anatoli Bibílov, además de una veintena de representantes de otras naciones.
Paralelamente, la oposición publicó críticas a través de la redes sociales, insistió en la idea de que el líder chavista “usurpa” la Presidencia y renovó el llamado a las fuerzas armadas a que no reconozcan al mandatario.
Días atrás, sin embargo, las fuerzas armadas ratificaron “su irrestricto apoyo y lealtad absoluta” al jefe del Estado, en un comunicado leído por el ministro de Defensa, general Vladimir Padrino.
El mandato iniciado hoy por Maduro es cuestionado por la oposición y por buena parte de la comunidad internacional porque en los comicios del 20 de mayo de 2018, en los que fue reelecto, no participó la mayoría de los adversarios del oficialismo, muchos de los cuales estaban presos o inhabilitados.
Además, no se permitió la actuación de observadores electorales independientes y votó menos de la mitad de los ciudadanos empadronados.
De hecho, inmediatamente después de que Maduro jurara, Paraguay anunció su decisión de “romper relaciones diplomáticas” con Venezuela y la Organización de Estados Americanos (OEA), en una reunión extraordinaria de su Consejo Permanente, resolvió “no reconocer la legitimidad” del nuevo período del mandatario venezolano, según la agencia de noticias EFE.
La decisión de Paraguay -anunciada por su presidente, Mario Abdo Benítez- está en sintonía con lo resuelto el viernes pasado por el Grupo de Lima, que desconoció la “legitimidad” del nuevo mandato de Maduro y anunció que sus miembros evaluarían medidas para sancionar a la administración chavista.
En esa línea, Perú informó el martes que resolvió prohibir el ingreso a su territorio de Maduro y otras 99 personas vinculadas al gobierno de Venezuela, entre funcionarios, jueces, empresarios y familiares.
A la vez, Estados Unidos condenó hoy la “ilegítima usurpación” de Maduro “tras las elecciones desleales e injustas” de mayo y la Unión Europea lamentó que no se haya oído su exhortación a realizar nuevos comicios presidenciales, según citó el diario caraqueño El Nacional.
Asimismo, el presidente Mauricio Macri afirmó hoy en Twitter que “Venezuela vive bajo una dictadura” y definió a Maduro como “el victimario que se victimiza” y que “intenta burlarse de la democracia”.
También se realizaron manifestaciones de protesta en Asunción, Berlín y Madrid, entre otras ciudades, y en Buenos Aires hubo dos contra Maduro -en la Plaza de Mayo y la plaza San Martín- y otra a favor del líder chavista, frente a la sede de la embajada venezolana.