Nahir Galarza (19) entró en la historia criminal argentina como la primera mujer menor de 20 años en ser condenada a prisión perpetua desde la entrada en vigencia del Código Penal actual.

En una audiencia pública, que fue transmitida en directo por internet, los jueces leyeron el fallo que condenó a la joven a la máxima pena por matar de dos disparos a Fernando Pastorizzo (20), el 29 de diciembre del años pasado.

Ni Nahir ni sus padres estuvieron en la sala para escuchar la sentencia, como sí estuvo la familia de Fernando. “Las verdades salen a la luz tarde o temprano, más allá de todo el juego mediático que hicieron”, dijo Carla Pastorizzo, la hermana de la víctima, convencida de que “esta era la condena que se merece”. En sus primeras declaraciones desde que sucedió el crimen, la mamá del chico, Silvia Mantegazza, dijo que recién ahora “está en paz”.

Los jueces llegaron a ese veredicto al dar por probadas dos cuestiones: que Nahir y Fernando eran novios y que los disparos fueron voluntarios.

“Ha quedado destruida la hipótesis de la defensa de que los disparos se produjeron de manera involuntaria”, aseguraron los jueces, quienes determinaron que se produjo un “homicidio calificado por una relación de pareja”, lo que había solicitado el fiscal. No obstante descartaron la alevosía, que habían pedido las querellas, así como también el atenuante de la violencia de género, lo que podría haber reducido la pena para Nahir.

El vínculo entre víctima y victimario fue el principal eje del debate durante el mes que duraron las audiencias, porque determinarlo era clave para definir el agravante de homicidio calificado por el vínculo, que se castiga con perpetua.

“Nunca fuimos novios, sólo nos veíamos de madrugada para tener sexo”, declaró Nahir. La defensa intentó instalar que su novio oficial era otro chico, Rafael, pero él minimizó la relación y dijo que sólo eran “amigos con derechos”.

Más allá de las contradicciones, todos los testigos que desfilaron por los tribunales desde el 4 de junio coincidieron en decir que el vínculo entre Fernando y Nahir era complejo.

La madre de la chica aseguró que nunca le presentó a Pastorizzo como su novio y lo mismo dijo su abuela, aunque el joven viajó con los Galarza de vacaciones a Río de Janeiro, e incluso trascendieron hace meses fotos de la familia con él en la playa. Según Yamina, la mamá de Nahir, el chico fue “como un amigo” porque Sol Martínez, la mejor amiga de Nahir, no pudo viajar por ser menor de edad.

Cuentan los conocidos que la relación era turbulenta, con bloqueos y desbloqueos permanentes del WhatsApp. Para acceder a los contenidos de esas conversaciones, la Justicia tuvo que analizar los celulares de los dos, y de esos intercambios se obtuvo información importante.

Por otro lado, el argumento de la violencia de género que trató de instalar la defensa para lograr una pena atenuada, cayó por su propio peso. En una declaración atravesada por la angustia, la madre de la joven le pidió perdón “por no haberte cuidado” de la violencia de Fernando, ya que supuestamente había visto golpes que él le habría causado a su hija en la entrepierna y no la instó a denunciarlo, mientras que Sol Martínez refirió que Nahir le había contado de las agresiones.

Según el relato de la ahora condenada, el chico se drogaba y la obligaba a mantener relaciones sexuales aunque no quisiera. La autopsia de Pastorizzo, no obstante, confirmó que, al menos en la noche previa al crimen, no había consumido ni drogas ni alcohol.

Para demostrar que era víctima de violencia, Galarza hasta le mandó una carta pidiéndole una entrevista en su celda a Fabiana Túñez, titular del Instituto Nacional de la Mujer, lo que le fue rechazado, igual que todos los pedidos de prisión domiciliaria.

Los amigos de Fernando cuentan una historia perfectamente opuesta: dicen que la violenta era Nahir, que lo llamaba constantemente y que él padecía aquella relación. En la etapa de instrucción se viralizaron audios y chats del joven a sus amigos en los que relataba, llorando, cómo Nahir y Martínez le habían dado una paliza el 25 de diciembre, a la salida del boliche Bikini. Un amigo de Fernando mostró durante el juicio, también, una foto de la víctima con el ojo hinchado por esa golpiza.

Nahir ahora pasa sus días sola en una celda de 2×4. Si la condena a perpetua se mantiene firme, seguirá presa hasta los 54 años de edad.