Porque es un modo de vida, porque funciona como terapia o porque permite recorrer lugares nuevos de un modo diferente, cada vez son más los corredores que se entrenan todo el año y eligen mantener, con variaciones de intensidad y frecuencia, sus rutinas de entrenamiento durante los viajes de verano.
«Para mí correr forma parte del campo de los placeres y no de las obligaciones, así que si hago el esfuerzo de ir durante el año y lo combino con jornadas laborales y compromisos, en vacaciones más que nunca elijo hacerlo», dice a Télam Florencia Zimmerman, de 30 años, corredora desde hace cuatro.
Aunque aclara que se trata de un «trote turístico más lúdico, recreativo, exploratorio» para despejar la cabeza y no perder el ritmo.
Así, sin planes de entrenamiento estrictos, con días y distancias flexibles -sin otro propósito que correr- de un tiempo a esta parte los runners se convirtieron en personajes habituales del paisaje de los destinos turísticos.
Juan Grillo tiene 56 años, es martillero público, corre desde hace 20 y dice que «durante las vacaciones merma un poco el entrenamiento, pero no mucho».
«Mínimo -detalla- trato hacer entre 6 y 10 kilómetros diarios, aunque entrenar puede ser también caminar».
«La idea es tomarlo como una forma de vida, yo todos los días me tomo un vaso de agua, como, corro y eso es así para todos los que hacemos actividad física», indicó.
Consultado si viajar con zapatillas en la valija condiciona el destino, Grillo señaló que «busca lugares propicios pero no es imprescindible».
«Algunas veces, incluso, uno proyecta una vacación donde hay una maratón, me ha pasado y lo tomé como una oportunidad y un desafío: conozco Berlín y corro una maratón», cuenta como ejemplo.
«Yo corro durante las vacaciones porque es el momento en que estoy más liberada, tengo más tiempo, y generalmente lo hago temprano a la mañana», dijo a Télam Romina Martiarena, 46 años, runner desde hace 17.
«En mi caso lo hago en cualquier destino, no es que elijo un viaje en función si se puede correr o no, a donde voy averiguo dónde están los corredores».
Si bien la temporada estival -más aún de vacaciones- predispone a la actividad física, las altas temperaturas y la exposición directa, prolongada, a los rayos del sol exigen algunos cuidados extras.
Según el doctor Jorge Franchella, cardiólogo y especialista en actividad física y deporte del Hospital de Clínicas, es recomendable tener en cuenta horarios, hidratación, lugares, intensidad y vestimenta.
«Son adecuados los horarios más frescos, especialmente por la mañana temprano o después de la caída del sol y se debe tomar líquido antes, durante y después del ejercicio», señaló a Télam.
Además, resaltó la importancia de usar ropa liviana, de colores claros y telas que retengan la humedad.
«No es bueno salir sin remera ni olvidar la protección solar para los rayos nocivos del sol», advirtió.
Precisamente, si bien durante enero y febrero hay algunas carreras como la de Reyes en San Carlos de Bariloche mañana, la Maratón del Desierto en Pinamar el domingo 6 o el ADN Trail en San Martín de los Andes el sábado 12 de enero, desde el Club de Corredores advirtieron que «históricamente en verano no se suelen programar en Capital Federal ni alrededores».
«El calendario se extendió hasta fines de diciembre con eventos y arrancamos cada vez más temprano a principios de marzo, pero enero y febrero no programamos carreras por el calor, porque todos necesitamos resetear energías, sobre todo los corredores, porque hay menos público en la ciudad», dijo a Télam Valentina Kogan, su directora.