El recorrido entre Salta y Cachi por la ruta provincial 33 permite apreciar con nitidez las bellezas paisajísticas y los atractivos turísticos de la zona norte de los Valles Calchaquíes, entre los que se destacan la Cuesta del Obispo, La Piedra del Molino, la Quebrada de Escoipe, el parque nacional Los Cardones y Payogasta, un típico poblado que resguarda la historia y los valores de los habitantes de esa región.
El camino, un paraíso de curvas, contracurvas y nudos que ascienden hasta los 2.000 metros, comienza a deslumbrar a pocos kilómetros de la capital provincial con la aparición de un conjunto de ruinas llamado Puerta de La Paya, que fue el primer asentamiento prehispánico de Chicoana.
«El sitio se caracteriza por un conglomerado de seis hectáreas en las que todavía se advierten las murallas de cincunvalación de pirca doble, varios recintos rectangulares y tumbas circulares en falsa bóveda rodeadas por montañas de 5 mil metros de altura teñidas de distintas gamas de verde, marrón y gris», dijo el ministro de Cultura y Turismo de Salta, Mariano Ovejero.
El trayecto continúa hasta llegar a la Cuesta del Obispo, desde donde se obtienen increíbles vistas panorámicas de los cerros multicolores que rodean al Valle Encantado, de diversas formas de rocas rojizas esculpidas por la lluvia y la erosión eólica, y de una laguna emplazada entre prados de altura repletos de flores.
El secretario de Turismo de Cachi, Iván Manrique, destacó que «el valle, además, posee un serie de pequeños espejos de agua naturales donde hay gran cantidad de flores y una tupida vegetación, una zona de selva de yungas y varias pinturas rupestres».
El periplo para llegar a Cachi, de a poco empieza a dejar la selva para ponerse cada vez más árido hasta arribar a La Piedra del Molino, a 3.620 metros de altura, que es una auténtica roca de moler tallada en granito dominada por pastizales de altura que varían entre el verde y el dorado según la posición del sol, que está presente casi todos los días del año.
La continuidad del recorrido entre Salta y Cachi obliga a parar en la Quebrada de Escoipe, que se extiende desde Chicoana hasta el pie de la Cuesta del Obispo, en una zona de vegetación selvática tapizada de helechos y donde se destacan los exuberantes nogales y laureles y las llamativas tierras rojizas.
En la quebrada también se pueden observar afloramientos de rocas cristalinas y superposiciones de los bloques precámbricos junto a sedimentos marinos encajonados entre paredones de piedra altos que marcan un camino sinuoso que cruza el río Escoipe varias veces.
«Esta zona es ideal para realizar caminatas y para organizar la llegada de contingentes», remarcó Manrique.
El Parque Nacional Los Cardones, un predio de 64 mil hectáreas creado en 1996 que se caracteriza por un ambiente de sierras secas con altitudes que varían entre los 2.700 y los 5.000 metros de altura y por su enormes e interminables cardos y cardones, que llegan a medir tres metros y a tener entre 250 y 300 años, rodeados de flores de amancay, marca la proximidad del final del camino.
La vegetación que predomina en este espacio es la arbustiva propia de la prepuna, que se desarrolla a los pies del majestuoso Cerro Negro o Malcante, que desde sus 5.050 metros sobre el nivel del mar, que en los días despejados deja ver con claridad Cachi, Salta y Cabra Corral, además de los picos nevados que lo rodean, entre ellos el mítico Nevado de Cachi.
«Los cardones erguidos parecen custodiar los caminos del antiguo Imperio Incaico y del Valle Encantado», graficó Ovejero al describir la belleza de un lugar que guarda los vestigios del pasado de los habitantes de esa región.
El recorrido culmina en Cachi, un pueblo rodeado de montañas de 5.000 metros que se desarrolla al pie del Nevado de Cachi y a orillas del cristalino río Calchaquí, con predominio de una arquitectura de estilo colonial con gran cantidad de casas de adobe.
La plaza principal es el centro del pueblo y frente a ella se ubican la Iglesia y el Museo Antropológico y Arqueológico Pío Pablo Díaz, dos de sus principales atractivos turísticos.
El museo conserva reliquias de los pueblos originarios de la zona y cuenta con más de 5.000 piezas que reflejan la cultura ancestral de los Valles Calchaquíes.
La Iglesia, construida en el Siglo XVI y declarada Monumento Histórico Nacional, es un fiel reflejo de la riqueza de los trabajos de orfebres llevados a cabo para crear verdaderas obras de arte de madera de cardón, utilizadas para construir las vigas, los altares y el confesionario del templo.
Los recorridos por el Pueblo Viejo, que dejan ver casas de adobe con techo de barro y carrizo y veredas altas de laja y piedra, y por Centro de Artesanías Folklóricas, donde los artesanos originales ofrecen sus trabajos en lana, madera, cuero, metal y cerámicas, completan las opciones para descubrir Cachi, un lugar ideal para descansar y disfrutar de la belleza del norte de los Valles Calchaquíes.