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Científicos del CONICET desarrollaron un equipo de saneamiento para eliminar microorganismos y residuos químicos de las napas subterráneas para consumo humano, se informó en un comunicado.
Se trata de un desarrollo tecnológico para potabilizar agua que integra sistemas en la eliminación simultánea de contaminantes químicos y microbiológicos en napas que se alimenta de energía eléctrica y su descripción fue publicada recientemente en la revista Solar Energy.
El trabajo se realizó a partir de un relevamiento en una zona rural de Colombia y el próximo paso es adaptar el equipo a las condiciones que existen en Argentina.
El investigador Julián Rengifo Herrera explicó que «el problema de calidad y acceso al agua potable por parte de comunidades aisladas es el mismo en ambos países: como su principal fuente económica es la agricultura, utilizan gran cantidad de pesticidas muchas veces sin control, y además tampoco tienen cubierto el saneamiento básico, con lo cual las excretas humanas pueden llegar a las napas».
En esa línea, John Alvear Daza contó que «el proyecto surgió para desarrollar tecnologías que ayuden a esas poblaciones a obtener agua de buena calidad para beber, combatiendo la contaminación aguda (por presencia de microorganismos patógenos) y crónica (producida por residuos del uso de pesticidas)» y añadió que «eso se logró por etapas y ahora se publicó los resultados de las pruebas de eficiencia del prototipo utilizado en el terreno».
El equipo funciona con la combinación de dos técnicas convencionales de potabilización: la filtración y la cloración.
El filtro de arena rápido –pasaje del líquido por un medio poroso– retiene gran parte de las bacterias, pero no todas; y luego, actúa el efecto de la radiación solar.
«En este punto adicionamos agua oxigenada para ayudar a potenciar diferentes procesos naturales que de todos modos se desatarían por la sola exposición del agua a luz del sol», explicó Rengifo y agregó: «el método aumenta la obtención de compuestos que inactivan o destruyen todo lo que sea orgánico: ataca a las moléculas y las degrada».
Lo que sigue es la incorporación de cloro que, a diferencia de la filtración y la radiación, tiene un efecto residual, es decir que afecta a los microorganismos por algún tiempo.
En los ensayos realizados, el equipo consiguió tratar con éxito 30 litros de agua en el término de seis horas, que los expertos esperan llevar a 100 litros para poder abastecer a un grupo familiar, de acuerdo a cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según el Conicet, los resultados en la calidad del agua tratada fueron «excelentes» ya que en cuanto a contaminación orgánica, el prototipo logró eliminar por completo dos bacterias perjudiciales para la salud: Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae.
La idea, ahora, es probar con un abanico amplio de microorganismos para ver si el sistema elimina o no los más patógenos.
El siguiente paso será adaptar el prototipo a la realidad local, teniendo en cuenta que en Argentina la presencia de arsénico en el agua es un problema importante.
«Por ejemplo en el cordón frutihortícola de La Plata hay muchas familias que utilizan pesticidas y tienen pozos ciegos, entonces la posibilidad de contaminación de las napas es muy alta. Pero hay que hacer un relevamiento preciso, ya que la radiación solar no es la misma que en Colombia, y probablemente las características fisicoquímicas y microbiológicas del agua tampoco lo sean», describió Alvear Daza.