Científicos del Instituto Max Plank de Biología Evolutiva en Plön (Alemania) y de la Universidad de Montpellier (Francia) y abogados de la Universidad de Friburgo (Alemania) han publicado un preocupante artículo en la revista Science en el que muestran su sospecha acerca de un gran programa de investigación agrícola auspiciado por DARPA que puede ocultar en realidad un objetivo mucho más letal que mejorar la resistencia de las plantas en los cultivos: una potente arma biológica.

El programa militar de los Estados Unidos denominado Insect Allies («Aliados de los insectos») podría usarse como un arma biológica pues el brazo de investigación del Pentágono afirma que están destinados a defender los cultivos, pero no niega el potencial de «doble uso».

Los expertos argumentan que «el conocimiento que se obtendrá de este programa parece muy limitado en su capacidad para mejorar la agricultura de los EE. UU. o responder a emergencias nacionales» y, por lo tanto, el programa «puede ser percibido ampliamente como un esfuerzo por desarrollar agentes biológicos para propósitos hostiles», lo que significaría una violación de la Convención de Armas Biológicas.

La DARPA, publicó un comunicado a continuación; sin embargo, su respuesta no contiene una negación enérgica respecto al uso de armas biológicas. Muy al contrario, el director de ‘Insect Allies’ Blake Bextine, argumentó que el programa tenía la intención de «responder rápidamente a las amenazas al suministro de alimentos» y que estaba sujeto a las regulaciones gubernamentales y las reglas de transparencia.

La agencia de investigación militar dice que su objetivo es proteger el suministro de alimentos de la nación contra amenazas como la sequía, las enfermedades de los cultivos y el bioterrorismo mediante el uso de insectos para infectar las plantas con virus que protegen contra tales peligros.

«La seguridad alimentaria es seguridad nacional», expuso Bextine.

Estos insectos de DARPA inyectarían los cultivos afectados con virus genéticamente modificados destinados a atacar cualquier enfermedad que los afecte, utilizando la tecnología CRISPR. Los investigadores señalan, sin embargo, que este mecanismo también podría usarse para introducir virus en organismos sanos, convirtiendo a los inofensivos insectos en una potente arma biológica.

Lo cierto es que el programa ya está en marcha y DARPA es una de las principales fuentes de financiación de este proyecto para liberar mosquitos con virus infecciosos modificados genéticamente en el medio silvestre, destinados a esterilizar las especies que transmiten la malaria.

«Están hablando de la liberación masiva virus modificados genéticamente por medio de insectos», dijo Gregory Kaebnick, un especialista en ética del Instituto de Investigación de Bioética del Centro Hastings en Garrison, Nueva York, que ha estudiado modificación genética. Kaebnick afirmó que la tecnología de Insect Allies podría terminar siendo destructiva.

Países como Rusia han expresado su preocupación por esta instalación de investigación en Tbilisi, Georgia. Sin embargo, el Pentágono ha rechazado el recelo de Moscú como parte de «una campaña de desinformación rusa dirigida contra Occidente».

Es de esperar que se plantee una nueva tecnología, incluso si esa no es la intención, afirma Paul Thompson, profesor de agricultura y ética en la Universidad Estatal de Michigan que forma parte de una junta asesora de DARPA.

«Una vez que haces ese tipo de avances, estás en un mundo nuevo. Es un lugar moralmente ambiguo. Te preguntas: ‘¿Es esto algo que nunca deberíamos hacer?'», concluye Thompson.