Unas 440 especies de aves constituyen un importante atractivo turístico en la provincia de Córdoba, tanto para especialistas en la actividad, que atrae a Argentina unos 50.000 visitantes extranjeros por año, como para viajeros de ocio.
El variado territorio cordobés es uno de los mejores lugares del país para observar aves, ya que cuenta con cóndores, cuatro clases de águilas, halcones, gavilanes y alguna especies exclusivas de la Pampa de Achala y las Salinas, entre otras.
«La observación de aves es una actividad que crece en el país», dijo a Télam el docente en biología y ornitología Walter Cejas, durante una capacitación para agencias de turismo y prestadores de servicios, en la Casa de la provincia de Córdoba en Buenos aites.
El especialista indicó que «en el mundo hay más de 76 millones de personas dedicadas a esta actividad del turismo de aventura» y precisó que unos «48 millones de amantes de las aves viven en los Estados Unidos».
Ese turismo genera un movimiento de más de 8.000 millones de dólares por año en los destinos de todo el planeta que ofrecen la posibilidad de ver avifauna, de la cual el 30% de las especies se encuentran en Sudamérica.
La geografía de Córdoba permite albergar al ave más grande del mundo, el cóndor, junto a tres clases de buitres y los jotes, que en esa región son llamados «condoritos».
La Laguna de Mar Chiquita, en el norte provincial, cuenta con tres especies de flamencos y parinas que con sus vuelos en bandada pueden cubrir el cielo, junto a los playeritos rojizos que se estudian de manera especial por sus migraciones.
También son cordobeses la monjita salinera y el picaflor cometa de cola roja, que conviven con la gran águila coronada, en peligro de extinción, el águila mora, el águila negra y la colorada, que además viven en otras provincias
Estos rapaces se disputan los pequeños mamíferos y las serpientes con los gavilanes ceniciento, planeador, mixto y caracolero, comentó Cejas.
La observación de aves, como todo el Turismo Activo está regido por la ley provincial 8801 que organiza y certifica a los guías especializados en cada actividad de este tipo y regula el ingreso y la salida de los lugares de mayor riesgo, para evitar accidentes.
Cejas dijo que la norma surgió tras un accidente en el Cerro Champaquí, de 2.900 metros sobre el nivel del mar y el más alto de la provincia, donde un turista sufrió heridas.
Entonces se reguló la actividad, que se desarrolla casi siempre en «áreas protegidas» según el plan de manejo de los recursos que incluyen elementos tan disímiles en la zona como los cactus, las mariposas o los minerales.
«La observación de aves se promociona en el exterior por parte de la provincia y el Ministerio de Turismo de la Nación», aclaró, por lo que llegan al país muchos extranjeros con poderosas cámaras, largavistas, libros y la lista de avistajes, o «checklist», según la jerga en inglés.
«Estos recursos naturales -agregó el experto- son patrimonios que permiten educar a los niños en el respeto a la vida y la preservación, por lo que apunta sobre todo a las futuras generaciones que deben seguir disfrutándolos».
Otros lugares para avistaje de aves en la provincia son el Cerro Colorado, el Parque Nacional Quebrada del Condorito; el complejo del río Dulce y la Laguna de Mar Chiquita, o Ansenuza; las salinas; los bañados del río Saladillo, del arroyo Chucul y la reserva de La Felipa; la Pampa de Achala, la laguna del suroeste y el relicto del Caldenal; el sistema Uritorco; el Chancaní y las sierras del Pocho.
Córdoba cuenta con nueve de las 273 Áreas Importantes para la Conservación de Aves (AICA) del país, determinadas por la organización conservacionista Aves Argentinas, filial local de Bird Life International.
La actividad obligó a la provincia a armar «miradores» en distintos puntos, entre los que sobresalen los de Mar Chiquita, la laguna salada más grande del subcontinente.
La provincia cuenta con la Escuela de Turismo y los observadores y guardaparques realizan censos de cóndores con avistajes sincronizados en toda la provincia, tras lo cual se estima que hay de 250 a 300 de esos animales.
En octubre se realizará el quinto Encuentro de Observadores de Aves y Ambiente Natural de Mar Chiquita y la zona del Río Dulce tendrá, en diciembre, su tercer convocatoria a los amantes de las aves, que allí podrán ver a la chuña de patas rojas, un zancudo cazador de serpientes.
Un pájaro negro con el vientre rojo, la loyca, y otro marrón, el yal, dominan la Pampa de Achala y se extienden hacia Traslasierra y la provincia de San Luis, indicó el especialista.