El comando electoral de Unidad Ciudadana tuvo durante toda la jornada que se extendió hasta la madrugada del lunes, un clima oscilante sujeto a los resultados de las encuestadoras primero y luego de los datos oficiales cargados por el Correo Argentino, por lo que de la esperanza pasó a la resignación y concluyó con una celebración trunca por la estrecha diferencia con Cambiemos.
El clima de mayor festejo en el bunker instalado en el club Arsenal de Sarandí fue cuando cerca de las 4 de la mañana, la precandidata a senadora nacional Cristina Kirchner salió al escenario junto a los precandidatos a legisladores y aseguró: “Hemos ganado las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires”.
Sin embargo, el desahogo de los militantes kirchneristas fue parcial porque en las pantallas se mostraba que cerca del 95 por ciento de las mesas escrutadas, Cristina Kirchner perdía por 0,03 por ciento y el ganador era el precandidato del gobierno, Esteban Bullrich (Cambiemos).
El optimismo demostrado en el cántico de los militantes que vociferaban “los damos vuelta…”, concluyó al grito de “Cristina senadora”, pero no hubo mayores demostraciones de satisfacción en Unidad Ciudadana que ya preparó al dirigente radical Leopoldo Moreau para ser el vocero oficial que llevará adelante la pelea judicial electoral con el Gobierno por el resultado de las Paso.
Con el grito de victoria atragantado ya que la diferencia con Cambiemos llegó a ser 0,01 -5.800 votos-, los dirigentes y militantes kirchneristas se fueron a sus casas pasada las 4.30 sintiéndose ganadores y acusando al oficialismo de “manipular la carga de datos para montar un show” y algunos que fueron más allá hasta descreen de los resultados.
En este virtual empate, el kirchnerismo trató de terminar la jornada electoral con una sonrisa que comenzó a recuperar después de la medionoche cuando luego de unas largas horas de silencio y tensión en el bunker, reaparecieron los asesores de comunicación para informar que faltaba cargar el 40 por ciento del conurbano y que el panorama podía cambiar.
En ese momento muchos de los kirchneristas cambiaron su semblante porque hasta ese momento la diferencia era de 6 puntos y la tendencia no variaba, por lo que la mayoría tenía caras largas o se habían ausentado.
Los televisores del comando comenzaron a las 23 y con un 35 por ciento de mesas escrutadas en la provincia, a transmitir desde el búnker de Cambiemos en Costa Salguero la celebración y en el comando K comenzó a reinar la incertidumbre.
Mientras el presidente Mauricio Macri, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y el precandidato a senador de Cambiemos, Esteban Bullrich, festejaban con sus seguidores, los precandidatos de Unidad Ciudadana se ausentaron de las zonas de contacto con la prensa y evitaron hacer declaraciones.
Sin embargo, esta actitud no era la inicial ya que a horas del cierre de la jornada el kirchnerismo confiaba en los datos que arrojaron casi todas las consultoras y se mostraba triunfador, pero con el transcurrir del tiempo y cerca de las 21 se retiraron de las zonas de prensa hasta los de la organización y ningún precandidato hizo una evaluación al conocerse los primeros resultados oficiales.
Antes de las 18, fue el propio segundo precandidato a senador nacional Jorge Taiana quien se mostró «confiado» del resultado electoral pero advirtió que «hay que esperar a que se abran las urnas y se cuenten los votos».
La advertencia del primer precandidato en dialogar con la prensa en el comando electoral se hizo carne en un búnker que a las 23 solo demostraba sorpresa, soledad y resignación por los resultados que llegaban de todas las regiones de la provincia.
Cristina Kirchner llegó al búnker pasada las 20, proveniente de su departamento del barrio porteño de Recoleta y se instaló en el segundo piso de la sede de Arsenal, donde hacen la concentración los jugadores de fútbol de ese club de primera división, y mantuvo el hermetismo, ya que solo recibió a sus allegados más íntimos.
El silencio de la ex mandataria y todos los dirigentes de Unidad Ciudadana contrastó con los festejos de Cambiemos, lo que pareció una imagen ya repetida y sufrida por el kirchnerismo cuando Daniel Scioli no logró vencer a Macri en las elecciones generales de octubre de 2015 y el Luna Park se congeló.
Los temas de cumbia y rock nacional a todo volumen y las luces que iluminaban con el logo y el nombre de Unidad Ciudadana no matizaron ese momento de la noche que fue el más duro debido a que más de un kirchnerista creyó que las Paso se perdía por varios puntos de diferencia.
La sensación de derrota también impactó en los más de 250 periodistas acreditados que esperaban un triunfo ajustado, pero victoria al fin, de la ex presidenta que siempre fue primera en las encuestas, que una vez más volvieron a fallar.
El búnker K pasó del triunfalismo de la tarde, a la cautela de las 19, luego llegó la preocupación y el nerviosismo con la carga de los primeros datos oficiales, continuó con una profunda resignación y hermetismo, para terminar celebrando una victoria trunca y denunciando maniobras a la hora de cargar los datos del escrutinio.
Sin la mística de la militancia kirchnerista a pleno, lejos de la liturgia peronista, con la ausencia de la mayoría de los intendentes justicialistas, con la melancolía y bronca por los votos que se fueron al ex ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, el nuevo espacio de Unidad Ciudadana sufrió igualmente un golpe en las Paso porque esperaban una victoria holgada.
Ante la diversificación de las fuerzas opositoras, Cristina hizo una convocatoria a unificar el voto para poner un límite al Gobierno y además busca recuperarse por lo que ya piensa de dónde captar votos del Frente Renovador de Sergio Massa y de Cumplir de Randazzo.