En uno de los primeros artículos de este sitio ya hablábamos del futuro que nos espera con el coche autónomo, que en algunos escenarios se ve todavía como Ciencia Ficción, a pesar de que haya ya en marcha muchos pilotos y pruebas con marcas de calado implicadas en el sector de automoción como Tesla, Volvo, Jaguar, Toyota, Ford u Honda, o Google, Apple, Qualcomm, Intel, Baidu o Samsung, por citar a otras del ámbito tecnológico que también quieren rodar por la misma carretera.
Muchos expertos auguran todavía un camino repleto de obstáculos hasta poder ver vías repletas de vehículos sin conductor, máxime después de que en fechas recientes un coche autónomo de Uber se viera envuelto en un atropello mortal en Tempe, Arizona. Aspectos como la seguridad o la ciberseguridad, o la ética de los algoritmos que gestionan las decisiones que tiene que tomar el propio automóvil autónomo están todavía por dilucidar, o la misma Regulación que tiene que establecer la normas por las que se debe de regir esta nueva industria de la movilidad en la que conducción, auto conducción, tecnología, telecomunicaciones, electricidad, compartición, etécetera, se mezcla y converge.
Y en este panorama, ahora complejo, también tienen que llegar las redes de comunicaciones de súper alta velocidad 5G y 6G. Aunque ya con las redes 4,5G actuales los vehículos pueden conectarse entre sí, será con 5G y 6G cuando la conectividad entre todos los actores de la circulación, los coches autónomos, semiautónomos o con conductor, los peatones, las mascotas, las Administraciones, los restaurantes o las compañías de contenidos se podrá gestionar en vivo y en tiempo real todo lo que ocurra.
Las redes 5G serán las encargadas de transmitir la información que recogen los sensores de todas las ‘cosas’ conectadas, y entre ellos los vehículos, y descargar las ingentes cantidades de datos que generarán. IBM, por ejemplo, dice que en 2020 los vehículos conectados, que no autónomos, generarán 350 MB de datos cada segundo. Y con esos datos, que circularán en tiempo real por las redes, se podrá interactuar para que el propio automóvil y los algoritmos tomen decisiones, y esperemos que decisiones éticas y correctas.
La realidad de la conducción autónoma parece, por tanto, todavía muy lejana. Para 2038 según consultoras como Strategy Analitics, como hemos publicado en este Blog. Pero también está más cerca, como hemos podido ver esta semana pasada en Talavera de la Reina. Allí se ha llevado a cabo un hito que habría que considerar como pionero, ya que por primera vez en el mundo un coche autónomo sin conductor ha circulado gracias a una red 5G instalada en esa localidad.
En un minibús eléctrico EZ10, de la compañía francesa EasyMile, se ha instalado un terminal 5G de Ericsson y la plataforma de CarMedia Solutions para disfrutar de contenidos multimedia, servicios digitales y de aplicaciones de oficina virtual durante el trayecto. Y todo ello conectado a una unidad móvil de Telefónica donde se ha desplegado una antena 5G también de Ericsson.
Aunque estas redes todavía no son comerciales, y no lo serán probablemente hasta 2020, los próximos tres años estas mismas empresas serán protagonistas de más pruebas y casos de uso en Talavera y Segovia para cuando el 5G sea una realidad. Ericsson dice que en 5 años el 20 por ciento de la población mundial tendrá ya 5G, y habrá alrededor de mil millones de dispositivos, personas y cosas conectadas a este tipo de redes, que permitirán velocidades de transmisión de datos a partir de 1 Gbps y con latencias o tiempos de respuesta por debajo de los dos milisegundos.
La quinta pantalla, o el tercer salón como lo denominan también los expertos, será uno de los casos de uso o experiencias a probar en Talavera. Así se pudo ver la semana pasada en el minibús eléctrico EZ10 gracias a la plataforma de CarMedia que ofrecía en la pantalla del interior del vehículo una experiencia inmersiva y multimedia contextualizada con el entorno.
El vehículo eléctrico de EasyMile estaba equipado con la tecnología más avanzada en conducción autónoma, integrando ocho sensores (LIDAR, GPS, videocámaras) que permiten analizar el entorno y crear un mapa tridimensional del mismo. El vehículo autónomo, al estar permanentemente conectado, podía gestionarse remotamente permitiendo el acceso en tiempo real a sus datos de telemetría internos -sensores, localización extremadamente precisa, velocidad, rango de giro, etc-, de modo que se podía actuar sobre él en cualquier instante, y gracias precisamente a las bajas latencias que posibilitan las redes 5G.
En este momento, los consumidores pueden comprar modelos de Tesla, BMW y otras marcas que ofrecen una gama de características semi-autónomas. Y modelos del coche que serán lanzados este mismo año, como el Audi 2019 A8, van a ir un paso más allá permitiendo a conductores, bajo ciertas circunstancias, dejar al coche tomar completamente el control. En 2025, según BI Intelligence, alrededor de 14 millones vehículos semi o totalmente autónomos estarán en las carreteras de los Estados Unidos, lo que resultará en un número igual de conductores que pueden apartar su atención de la carretera. El próximo A8 de Audi, por ejemplo, permitirá al conductor y a los pasajeros ver contenido de vídeo en la pantalla de información y entretenimiento incorporada. La autonomía abrirá la puerta para que los consumidores aprovechen mejor su tiempo en el automóvil para los medios de comunicación y el entretenimiento.
McKinsey es muy claro al respecto del coche autónomo, en uno de sus informes recientes en los que habla de la revolución de la automoción y las perspectivas hasta 2030: “cuando se resuelvan los problemas tecnológicos y regulatorios, hasta el 15 por ciento de los nuevos coches en 2030 podrían ser totalmente autónomos”.