Una ciudad es un organismo vivo que está en constante cambio y ofrece a sus habitantes infinitas formas de pasar el rato. Las grandes ciudades cuentan con tal oferta de restaurantes, bares y lugares de ocio que es fácil sentirse abrumado por el dilema de qué probar primero. Pues poco importa porque, según un estudio reciente sobre comportamiento humano, las personas volvemos a un máximo de 25 sitios en todo momento.
El estudio titulado ‘Evidencias de una cantidad conservada de movilidad humana’ publicado en Nature Human Behaviour ha analizado a unas 40.000 personas y ha sido el primer trabajo de investigación de este tipo en tratar la movilidad de la gente a lo largo del tiempo y estudiar los cambios de comportamiento. Las doctoras Laura Alessandretti y Andrea Baronchelli son las responsables del proyecto realizado por el departamento de matemáticas de la Universidad de Londres junto al Profesor Sune Lehmann de la Universidad técnica de Dinamarca. La compañía Sony Mobile Communications ha colaborado en la investigación.
En un primer momento, se analizó a 1.000 estudiantes universitarios y el resultado fue que todos volvían a un número limitado de lugares aunque estos fuesen cambiando. ‘Esperaba que se mostrara un comportamiento distinto entre los estudiantes y una selección más variada de la población’ afirma la Doctora Alessandretti. Sin embargo, cuando se realizó el mismo proceso con 40.000 sujetos de distintos hábitos, géneros y procedencias, los resultados fueron los mismos, para sorpresa del equipo de investigadores.
El estudio demuestra que existe la tendencia a visitar nuevos lugares: mudarse a otra casa, ir a un nuevo restaurante o bar, cambiarse de gimnasio… Pero a pesar de este hecho, el número de lugares visitados con regularidad siempre es 25 en un mismo periodo de tiempo. Cuando aparece un nuevo lugar, otro previo es eliminado. Este patrón siguió estando presente cuando los investigadores dividieron las localizaciones en categorías según la frecuencia de visita o el tiempo que se pasaba en ellas.
‘La gente siempre tiene su curiosidad y su vaguería en una balanza. Queremos explorar y conocer sitios nuevos pero también seguir yendo a los de siempre que nos gustan’, añade la Doctora Baronchelli. Como resultado de este comportamiento, surge la dinámica por la que siempre se visita un número fijo de lugares sin que otros factores, como la falta de tiempo, afecten. El equipo afirma haber encontrado relación entre este fenómeno y otros límites en la vida social como el número de interacciones sociales que una persona es capaz de mantener.
En un primer momento, se analizó a 1000 estudiantes universitarios y el resultado fue que todos volvían a un número limitado de lugares aunque estos fuesen cambiando. ‘Esperaba que se mostrara un comportamiento distinto entre los estudiantes y una selección más variada de la población’ afirma la Doctora Alessandretti. Sin embargo, cuando se realizó el mismo proceso con 40.000 sujetos de distintos hábitos, géneros y procedencias, los resultados fueron los mismos, para sorpresa del equipo de investigadores.
Fuera lo viejo, dentro lo nuevo
El estudio demuestra que existe la tendencia a visitar nuevos lugares: mudarse a otra casa, ir a un nuevo restaurante o bar, cambiarse de gimnasio… Pero a pesar de este hecho, el número de lugares visitados con regularidad siempre es 25 en un mismo periodo de tiempo. Cuando aparece un nuevo lugar, otro previo es eliminado. Este patrón siguió estando presente cuando los investigadores dividieron las localizaciones en categorías según la frecuencia de visita o el tiempo que se pasaba en ellas.
‘La gente siempre tiene su curiosidad y su vaguería en una balanza. Queremos explorar y conocer sitios nuevos pero también seguir yendo a los de siempre que nos gustan’, añade la Doctora Baronchelli. Como resultado de este comportamiento, surge la dinámica por la que siempre se visita un número fijo de lugares sin que otros factores, como la falta de tiempo, tengan relación. El equipo afirma haber encontrado relación entre este fenómeno y otros límites en la vida social como el número de interacciones sociales que una persona es capaz de mantener.
Cuando encontramos un lugar nuevo, dejamos de ir a otro que ya conocíamos.
El estudio también presenta ciertas conexiones con los descubrimientos del antropólogo Robin Dunbar, quien demostró que existe un límite de amigos que se pueden tener. Entre los resultados obtenidos, se veía una relación entre el comportamiento social y el número de lugares que se visitan, como que aquellos sujetos que visitaban más lugares era más probable que tuvieran un mayor número de amigos.
La Doctora Baronchelli cree que estos resultados ‘establecen una primera conexión entre la movilidad humana y la cognición social’, y que podría ser utilizado para diseñar mejores espacios públicos y mejores sistemas de transporte, además de un entorno urbano más cómodo y saludable.