La idea de que el poliovirus pueda ser elegido para hacer el bien en lugar de dañar no es completamente nueva; los investigadores han intentado aprovechar el poder de los virus y las bacterias durante más de un siglo. Las vacunas son un buen ejemplo de puede ayudar al sistema inmune a combatir padecimientos.
Pero los virus causantes de enfermedades no siempre son fáciles de arrinconar, y los intentos de usarlos para activar el sistema inmune contra otras cosas que no sean bacterias y virus similares, incluido el cáncer, por ejemplo, no han tenido tanto éxito. Solo hay un tratamiento aprobado contra el virus para el cáncer, que usa el virus del herpes contra el melanoma.
En un informe publicado en el New England Journal of Medicine, científicos dirigidos por un equipo de la Universidad de Duke informaron los resultados de un ensayo clínico en fase 1 en el que demostraron que un virus de la polio modificado genéticamente logra aumentar la supervivencia de los pacientes con tumor cerebral, que por el momento no tiene cura.
El Dr. Darell Bigner, director emérito del Centro de tumores cerebrales Preston Robert Tisch en el Centro oncológico de la Universidad de Duke, y su equipo diseñaron un vacuna para tratar un cáncer cerebral difícil de atender conocido como glioblastoma. Entre un grupo de 61 personas que no respondieron a las terapias actuales, que incluía radiación y quimioterapia, solo el 21% que recibió el tratamiento de poliovirus vivió después de tres años, en comparación con el 4% que generalmente sobrevive ese tiempo después del tratamiento estándar.
La vacuna terapéutica es la culminación de 20 años de investigación de Matthias Gromeier, también de la Universidad de Duke, quien diseñó el virus de la polio para que sea capaz de activar el sistema inmunitario ––red de células, tejidos y órganos que funcionan que defienden de los gérmenes––, sin causar poliomielitis.
El proyecto usa virus que ya están parcialmente debilitados, como los que se emplean para las vacunas, y los modifican genéticamente. Luego lo inyectan mediante un catéter directamente en el tumor.
El problema es la dosis de virus que inyectan. Una dosis demasiado alta puede provocar demasiada inflamación y poner en riesgo la vida de la persona. De hecho, los pacientes que recibieron una dosis elevadas tuvieron convulsiones, problemas cognitivos y otros efectos secundarios adversos, por lo que tuvieron que rebajar la cantidad.
En las próximas semanas, comenzarán el ensayo fase dos, en donde combinarán el poliovirus con quimioterapia en pacientes con glioblastoma recurrente y otro en el que aplicarán la vacuna a pacientes con melanoma y cáncer de mama.