Se trata del pariente más antiguo de los anfibios, y el eslabón perdido entre los antecesores de las ranas y una criatura parecida a un gusano, con columna vertebral y dos hileras de dientes. El Chinlestegophis jenkinsi es el primer antepasado de un grupo de anfibios, los caecilianos. Dos fósiles han sido descubiertos en diversas zonas del condado de Eagle, Colorado, en Estados Unidos, y las conclusiones han sido publicadas en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

La criatura recién descubierta vivió durante el periodo Triásico, y su hallazgo cierra una brecha evolutiva importante en la historia de los primeros vertebrados. Esta especie antigua conecta con los estereospóndilos, el grupo anfibio más diverso durante la Era Triásica hace más de 200 millones de años.

Hasta el momento, la historia de este tipo de animales (estereospóndilos) que vivieron en el Triásico era un callejón sin salida, porque se creía que no estaban relacionados con nada vivo hoy. En cambio, los dos nuevos fósiles descubiertos sugieren que el linaje anfibio de hoy evolucionó de un antepasado común hace unos 315 millones de años.

“Los caecilianos son difíciles de encontrar en el registro fósil porque la mayoría son muy pequeños», según Huttenlocker, autor principal del estudio. «Pero Chinlestegophis jenkinsi conserva todavía una gran parte de la morfología primitiva que se comparte con otros anfibios triásicos: sus cuatro patas». Hoy en día, estos carnívoros serpentinos sin pelo y sin extremidades viven bajo tierra.

El antiguo caecilian era probablemente del tamaño de una salamandra pequeña, con el cráneo en forma de bala y los ojos funcionales, pero diminutos.

Y, ¿qué aspecto tenían estos anfibios primitivos? Las madrigueras en las que se conservaban estos fósiles eran de casi 5 centímetros de ancho, lo que significa que no podrían haber sido muy grandes.»Sus cráneos en forma de bala tenían poco menos de 2 centímetros y medio de largo, por lo que el antiguo caecilian era probablemente del tamaño de una salamandra pequeña», ha dicho Huttenlocker.

No obstante, la longitud exacta de esta criatura es desconocida porque los investigadores no tienen sus restos fósiles completos, pero se estima que el caeciliano antiguo medía entre 15 y 30 centímetros. Dado que era carnívoro, es probable que comiera insectos. Sus ojos seguramente habrían sido funcionales, pero diminutos. De hecho, algunos de los caecilianos de hoy no tienen ojos o están escondidos bajo la piel húmeda. Durante el verano, este área central de Colorado en la que han sido encontrados los fósiles habría sido abrasadora, que es probablemente por lo que estos animales subterráneos prosperaron.

El hallazgo de estos dos nuevos fósiles no supone sólo la resolución del origen de los anfibios, sino que también resuelve preguntas acerca de la propia evolución humana, como vertebrados que somos. Según Jason Pardo, coautor del estudio: «es posible que las cosas que el tejido de la rana y la salamandra puede hacer cuando se trata de curación sin cicatrices también están presentes en el ADN humano. Debido a que los humanos también son vertebrados, la comprensión del linaje anfibio mejora también nuestra comprensión sobre nuestra historia evolutiva y nuestra más antigua herencia genética”.