Expertos de todo el mundo en ese tema se reunirán hoy y mañana en Barcelona para debatir y elaborar un manifiesto sobre el uso ético y adecuado de la inteligencia artificial, una tecnología que, según consideran, puede poner en peligro las democracias en el mundo de la posverdad.
Los expertos, convocados por el centro de debate científico «B·Debate», pondrán como ejemplo que los algoritmos en los que se basa la inteligencia artificial manipulan los resultados de las búsquedas en Internet y tienen consecuencias sobre la opinión pública, cada vez más fragmentada y polarizada, según informó hoy la agencia española EFE.
«Estos algoritmos tienen ahora (al menos en parte) la responsabilidad de permitir la emergencia del mundo de la posverdad, secuestrando procesos de decisión democrática y peligrosamente polarizando la sociedad. Estos desarrollos están haciendo mucho más difícil enfrentar los grandes desafíos de nuestra sociedad», señalan los organizadores del encuentro en su sitio web.
La inteligencia artificial, que ya está presente en el desarrollo de coches autónomos, edificios inteligentes, traducción automática o medicina personalizada, tiene sin embargo muchos riesgos, según estos expertos, que plasmarán las conclusiones de sus debates en la «Declaración de Barcelona para el desarrollo y el uso adecuados de la inteligencia artificial».
El crecimiento en el uso de inteligencia artificial responde al «momento sin precedentes» que atraviesa la sociedad actual, donde «por primera vez en la historia, mientras a cada minuto se generan millones de datos, disponemos de capacidad tecnológica para empezar a entenderlos y accionar sobre ellos», explicó a Télam el líder de Desarrollo del Ecosistema Tecnológico de IBM en Argentina, Hugo Cuervo.
La empresa estadounidense desarrolla uno de los sistemas más extendidos de inteligencia cognitiva, Watson, y trabaja junto con otras compañías como Google, Amazon, Facebook y Microsoft «para crear y compartir las mejores prácticas sobre la materia», según relató.
«Nuestra responsabilidad como miembros de la comunidad mundial es trabajar para garantizar que la inteligencia artificial se desarrolle de forma correcta y por las razones correctas», continuó, y afirmó que «el debate público debe llevarse a cabo».
Según los organizadores del encuentro que comenzará mañana bajo el título «Inteligencia artificial: sueños, riesgos y realidad», a medida que la tecnología se infiltra en la sociedad también comienzan a aparecer «algunas aplicaciones preocupantes que pueden comportar riesgos y retos».
«Estas aplicaciones quizás no sean como esas conciencias plenamente autónomas de robots inteligentes que ha predicho la ciencia ficción, pero sin embargo son muy importantes y útiles, y lo más importante es que son reales y están aquí hoy», agregaron.
En esta línea, Cuervo consideró que el debate «debe centrarse en facilitar un diálogo basado en las capacidades y limitaciones de las tecnologías, y no en los mitos sugeridos por la ficción; en acompañar el desarrollo de políticas sociales y económicas que desplieguen estas tecnologías para el bien público; en implementar nuevos programas de educación e investigación para las generaciones futuras que nos ayuden a promover el alcance y difusión de la ciencia detrás de la inteligencia artificial».
Para B·Debate, «la inteligencia artificial puede ser un peligro para la democracia, sobre todo en un contexto de posverdad en el que la emoción y las creencias tienen más influencia que los hechos objetivos en la toma de decisiones».
El uso de chatbots, robots capaces de simular una conversación con una persona, y la propaganda y la información dirigidas «están polarizando la sociedad y afectando las elecciones democráticas», consideraron desde la organización del encuentro.
«Creo que tenemos que colaborar para que la sociedad comprenda que sistemas de inteligencia artificial como Watson de IBM no pretenden copiar la inteligencia humana, sino aumentar la capacidad de los humanos de analizar información», analizó Cuervo.
«La inteligencia humana es muy vasta y es capaz de adaptarse para resolver problemas de distinta naturaleza con gran facilidad. La inteligencia artificial no tiene ni la capacidad, ni la flexibilidad del cerebro, pero ofrece ciertas facultades que pueden ayudar al humano», agregó.
Expertos como Bill Gates, Elon Musk y Stephen Hawking han advertido en diversas ocasiones sobre los posibles peligros de estos avances, que van desde la pérdida de puestos de trabajo a la sustitución de personas en otras tareas propias de los humanos y el riesgo que la inteligencia artificial quede fuera de control.
Para Cuervo, «estamos en ese período inicial, ese periodo vulnerable en el ciclo de vida de cualquier nueva tecnología. Es totalmente lógico que surjan debates éticos y morales alrededor de ella. Lo cierto es que la falta de comprensión puede conducir, por ejemplo, a una legislación que impida el progreso».