Facebook anunció que prohibirá a las páginas señaladas como generadoras de noticias falsas el uso de sus herramientas de publicidad, una iniciativa cuyo objetivo declarado es reducir la propagación de ese tipo de artículos, aunque especialistas consultados por Télam relativizaron los posibles efectos de esta nueva política de la red social.
Según lo anunciado por la empresa fundada por Mark Zuckerberg, las páginas que «comparten repetidamente historias marcadas como falsas ya no podrán publicitar en Facebook» para construir audiencias.
«Hemos encontrado instancias de páginas que usan anuncios de Facebook para crear audiencias con el fin de distribuir noticias falsas de manera más amplia. Esta actualización ayudará a reducir la distribución», informó la empresa en un comunicado publicado ayer por la noche.
Después de que la propagación de noticias falsas en la plataforma alcanzara su punto más alto durante la campaña presidencial de Estados Unidos en 2016, y bajo la presión creciente de gobiernos europeos, en particular el de Alemania, la red social más utilizada del mundo viene anunciando diversas medidas para limitar la circulación de este tipo de contenidos.
Analistas citados en medios internacionales coincidieron en que este puede ser el más efectivo de esos esfuerzos, dado que, según anunció Facebook en su comunicado, su intención ahora es la de «interrumpir los incentivos económicos para crear noticias falsas».
Pero nada se dice del impacto económico que esa política tendrá sobre las arcas de la propia compañía, cuya principal fuente de financiamiento es la publicidad.
En este sentido, el escritor y periodista especializado en tecnología Esteban Magnani consideró en diálogo con Télam esta estrategia sólo serviría para limitar las iniciativas que generan noticias falsas «motivadas por un rédito económico».
«Durante la campaña de (Donald) Trump se crearon dos tipos de sitios, unos que generaban contenidos falsos porque conseguían audiencia y rédito económico y, por otra parte, los que generaban ‘fakes’ por un rédito político. A estos segundos no los afectaría esto», graficó.
Para Magnani, lo más difícil de concretar la flamante política de Facebook será identificar qué es una noticia falsa y que no, algo que la empresa a intentado de diversas maneras. De hecho, el comunicado deja ver que la compañía estadounidense han avanzado en el plan de utilizar «organizaciones de verificación de hechos» como principal forma de detectar estos contenidos.
«En algún momento habían pensado en contratar 3.000 editores, una gota de agua si se entiende que la red tiene 2.000 millones de usuarios. Otra era habilitar la denuncia de usuarios, pero se corre el riesgo que se de una herramienta de censura no sobre lo falso sino respecto a lo que no gusta», sostuvo Magnani.
En la misma línea, el codirector del Centro de Estudios sobre Medios y Sociedad en Argentina (MESO) Pablo Boczkowski dijo a Télam que las «soluciones algorítmicas, para este tipo problemáticas, son limitadas. Dado que aun es muy difícil desde el algoritmo, detectar las diferencias entre noticias falsas, parcialmente verdaderas y sátiras, acarreando riesgos de censuras».
«El objetivo de Facebook es hacer dinero. La primacía de lo monetario creó una masa de usuarios de más de 2.000 millones de usuarios que hace imposible un sistema de curaduría sobre los contenidos», continuó el también profesor de la estadounidense Universidad de Northwestern.
Este rasgo, analizó Boczkowski, es lo que por ejemplo diferencia el modelo empresarial de Zuckerberg del seguido por los creadores de Wikipedia, dónde se puede hacer el seguimiento de las publicaciones, detectar falsedades y corregirlas dependiendo del «mérito que uno consiga como editor».
Además, el alcance limitado de la medida se constata en que es imposible que aquellos que son denunciados, por más que haya «asfixia económica, abran otro sitio».
«Pueden tener un poco de perdida de valor de marca», comentó Boczkowski, y estimó que «por eso, tampoco sería una solución real, sino una temporaria».