La ciudad entrerriana de Federación, desarrollada de cara al embalse de la represa Salto Grande sobre el río Uruguay, con un moderno diseño donde se destacan amplios jardines y calles prolijas y asfaltadas, apuesta al turismo termal y de Bienestar para atraer al turismo durante esta temporada invernal.
El complejo termal, los numerosos hoteles con piscinas y baños de aguas termales y los tranquilos paisajes de la zona constituyen los principales atractivos para los visitantes que llegan a esta urbe del oriente entrerriano.
La secretaria de Turismo de Federación, Graciela Racedo, consideró que el turismo termal y de bienestar «es vital para el crecimiento económico de la ciudad», por lo que «se está desarrollando cada vez con más fuerza, tanto desde el sector público como desde el privado».
El complejo termal de Federación, que es un emprendimiento público-privado, cuenta con once piletas de aguas termales, tres de ellas techadas, una para niños y otras con hidromasajes, además de consultorios médicos y spas para tratamientos de belleza y masajes de relajación.
Además, tiene espacios para realizar actividades deportivas, varios establecimientos que permiten disfrutar de la gastronomía entrerriana e instalaciones de última generación para la recreación de toda la familia.
Racedo señaló que «el complejo desarrolló servicios excelentes y en la ciudad se crearon amplios y cómodos hoteles y complejos de cabañas y bungalows que mejoraron y ampliaron la capacidad hotelera de la ciudad a más de 8.500 plazas».
Argentina cuenta con 66 sitios donde se desarrollan actividades ligadas al turismo termal o de bienestar, un segmento en el que participan más de dos millones de personas por año y que genera un impacto económico cercano a los 2.000 millones de pesos.
Entre Ríos, donde se encuentran ubicados 15 de estos sitios, es la provincia que más desarrolló este segmento turístico en los últimos años, algo que según la secretaria de Turismo de esa provincia, Carolina Gaillard, «nos otorga una pequeña ventaja con relación a otros destinos».
El lago del Salto Grande, un espejo de agua de 78 mil hectáreas rodeado de inmensos paisajes naturales, donde se puede pescar o disfrutar del sol en sus cálidas playas con aguas cristalinas distribuidas en sus ocho kilómetros de costanera, es un complemento ideal para atraer visitantes.
«El objetivo es que los destinos termales creen nuevos productos para todo el público para poder lograr que la llegada de turistas se produzca durante todo el año y en especial los fines de semana largos», sostuvo Gaillard.
En ese sentido, la secretaria de Turismo de Federación puntualizó que «se está trabajando con fuerza para cambiar el eje del Turismo Termal, que antes se apoyaba con fuerza en el segmento de la tercera edad y hoy apunta a todo el grupo familiar».
Entre Ríos, conocida como la Capital Nacional del Termalismo, desarrolla su oferta para el sector en Basavilbaso, Chajarí, Colón, Concepción del Uruguay, Concordia, Federación, Gualeguaychú, La Paz, María Grande, San José, Victoria, Villa Elisa y Villaguay, la mayoría sobre las costas de los ríos Paraná y Uruguay.
Los complejos termales de esta provincia cuentan con núcleos de piletas termales cubiertas y descubiertas, de aguas dulces y saladas, cascadas, hidrojets, parques acuáticos, restaurantes con cartas regionales, proveedurías, sectores de parrillas, juegos para niños y un amplio catálogo de opciones de hospedaje.
Esta provincia fue pionera en la creación de parques termales en los que se pueden tomar baños con aguas surgentes y saladas, además de realizar tratamientos de belleza, cuidado de la salud y estética y de bienestar.
Racedo afirmó que «cada terma tiene una característica especial, como por ejemplo el agua, que puede ser salada, surgente o calefaccionada».
La máxima responsable de la actividad turística de Federación estimó que el segmento «todavía no está lo suficientemente explotado» y subrayó que para lograr un mayor desarrollo «hay que invertir en infraestructura de servicios y explorar nuevas perforaciones».
Argentina cuenta con unas 400 fuentes termales naturales registradas en 21 provincias, de las cuales 200 están disponibles para su explotación, aunque en sólo 66 se realizan actividades y en 55 de ellas hay infraestructura para recibir al turismo.
Las aguas termales, además de emplearse en el tratamiento de múltiples procesos patológicos y para la prevención de afecciones diversas, son revitalizadoras para células y tejidos y generan resultados analgésicos y antiespasmódicos.
También depuran la sangre, reactivan el metabolismo, ayudan a curar enfermedades de la piel, combaten la hipertonía muscular y las contracturas, mejoran la circulación sanguínea, son sedantes y previenen las afecciones respiratorias crónicas.