El papa Francisco aseguró hoy que «explotar a las mujeres es un pecado», criticó su uso «como objetos» y pidió por «las jóvenes que deben vender su dignidad para tener un puesto de trabajo».
«Explotar a las mujeres es un pecado contra Dios», planteó el pontífice en su misa matutina, antes de pedir una oración «por las mujeres descartadas, usadas, por las jóvenes que deben vender su dignidad para tener un puesto de trabajo».
Bergoglio criticó además la imagen de las mujeres como objeto del deseo «que se da hoy todavía», durante la misa que celebró en la capilla de su residencia de Casa Santa Marta.
«En los programas de televisión, en las revistas, en los diarios, se muestra las mujeres como un objeto de deseo, de uso, como en un supermercado», lamentó el Papa.
«La mujer, quizás para vender cierto tipo de tomates, se vuelve un objeto, humillada, sin ropas», criticó Francisco y subrayó que «se vuelve material de descarte, de la filosofía de usar y tirar y no parecen personas».
«Esto es un pecado contra Dios. También aquí en Roma, no hace falta ir más lejos», agregó, para denunciar la prostitución que sufren «tantas mujeres, inmigrantes y no inmigrantes, que son explotadas como en un mercado, con hombres que se acercan no para decir ‘buenas noches’ sino ‘cuánto cuesta'».
Las mujeres «son lo que les falta a los hombres para ser imagen y semejanza de Dios», agregó.
«Jesús cambia la historia, porque antes la mujer era de segunda clase, era esclava, no gozaba ni siquiera de su propia libertad»; planteó Bergoglio.
«Es la doctrina de Jesús la que cambia la historia. La dignifica a la mujer y la pone al mismo nivel del hombre», sentenció.