Investigadores argentinos emplearon por primera vez en el país una técnica para transparentar embriones completos de ratón y visualizar el desarrollo de sus neuronas, lo que podría impulsar la aparición de tratamientos que posibiliten recuperar el movimiento en pacientes con lesiones medulares, según señalaron.
Gracias al empleo de esta técnica, el equipo de científicos pudo observar en ratones la “película” detallada del desarrollo embrionario de las neuronas: una proeza que había conseguido y publicado este año un equipo francés en la revista “Cell”, pero usando un tipo de microscopio (llamado “ligth sheet”) inexistente en el país.
“Nuestra meta es desarrollar terapias experimentales con la esperanza de poder contribuir al diseño futuro de tratamientos que estén disponibles para los pacientes humanos con esa patología”, afirmó en declaraciones a la agencia científica CyTA-Leloir Ramiro Quintá, del Instituto de Química y Fisicoquímica Biológicas (Iquifib) -dependiente de la UBA y del Conicet-, al frente del equipo de investigación.
Para obtener los mismos resultados que el equipo francés, los científicos argentinos aplicaron una serie ingeniosa de procedimientos.
Primero, volvieron transparentes a los embriones de ratón mediante la remoción química completa de las grasas de las paredes celulares.
Luego, colorearon las estructuras neuronales con anticuerpos específicos y, usando otro tipo avanzado de microscopio (“confocal de 1-fotón”), tomaron en promedio 800 imágenes en distintos planos para crear imágenes 3D.
Por último, irradiaron a los embriones con una luz LED de alta energía, a fin de obtener imágenes en alta resolución de axones únicos (porciones de las neuronas que transportan información). Para este último paso, recurrieron a un microscopio STORM ubicado en la UCA.
Los investigadores también examinaron el rol que juega en el proceso una proteína, llamada galectina, cuya administración en ratones había permitido en estudios previos recobrar el movimiento después de una lesión completa de la médula espinal, y comprobaron que la galectina producida por el propio organismo no participa del desarrollo ni del crecimiento normal de las neuronas, como se pensaba.
“Su ausencia no produce ninguna alteración neuroanatómica en el ratón, ni una posterior alteración en la coordinación motora”, resumió Quintá.
En cambio, la galectina “tiene un efecto protector y regenerador en las neuronas si se aplica en lesiones medulares”, añadió.
El próximo paso, adelantó, sería diseñar ensayos clínicos que apunten a tratar de emergencia aquellas lesiones agudas de la médula espinal.
El trabajo fue publicado en el “Journal of Comparative Neurology”, y contó con la participación de Francisco Barrantes, director del Laboratorio de Neurobiología Molecular del Instituto de Investigación Biomédica, y Juana María Pasquini, directora del laboratorio de mielina del Iquifib.