Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de La Plata desarrolla un tratamiento para descontaminar los efluentes industriales que las empresas textiles vierten en ríos y arroyos de la región, y que contienen gran presencia de colorantes.
Según el comunicado de la casa de estudios platense, los especialistas recurren a la ayuda de pequeños microorganismos antárticos que podrían tener distintas aplicaciones biotecnológicas.
De acuerdo a la investigación, se trata de una colección de levaduras que fueron aisladas durante una expedición al continente blanco realizada en el año 2016.
La iniciativa impulsada por el Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales busca hallar microorganismos capaces de degradar a los colorantes utilizados para el teñido de telas que, una vez completado el proceso industrial, son arrojados en los cursos hídricos.
El objetivo de los científicos es desarrollar una tecnología de remoción biológica de esos colorantes, que pueda ser idealmente transferido al sector productivo.
Al respecto, el director del proyecto Sebastián Cavallito explicó: «Se trabajó con una colección de levaduras antárticas que podrían ser utilizadas para el tratamiento del agua, degradando este tipo de químicos generados por las industrias textiles».
«Tras una intensa búsqueda se eligió una de las levaduras y se realizaron pruebas con varios colorantes de distinta naturaleza química, como modelos de los efluentes industriales», detalló.
Asimismo, Ivana Cavello, otras de las investigadoras del equipo, resaltó que «durante el tratamiento biológico debe desaparecer el color, pero también se tiene que verificar que los productos de degradación de los colorantes no sean tóxicos, ya que podría ocurrir que se produjeran sustancias iguales o más contaminantes».
La investigación se encuentra en la fase de análisis del proceso microbiológico, dentro de un recipiente que permite controlar las condiciones del proceso; el paso siguiente es avanzar hacia medios de cultivo más económicos, para que las empresas lo puedan utilizar sin grandes costos.
Aclararon que, si bien no todos los colorantes son tóxicos para los seres vivos que habitan en los cursos de agua en los que se vierten, la presencia del color impide el ingreso de luz, por lo que se ve alterado el crecimiento de las algas y, por consiguiente, se ve afectado todo el ecosistema acuático.
Finalmente, Florencia Ruscasso, integrante del equipo, explicó: «Es importante esta línea de investigación si tenemos en cuenta que los colorantes son, químicamente hablando, moléculas orgánicas muy resistentes que no se degradan en los procesos normales de tratamiento biológico de efluentes».