Poesía, minas de oro y paisajes únicos, son las características que define a La Carolina, un pueblo que se sitúa a 80 kilómetros al norte de la ciudad de San Luis y que forma parte de la primera etapa del programa nacional Pueblo Auténticos, donde se busca potenciar aquellas localidades con identidad.
En diálogo con Télam, Jorge Gómez, Jefe del área de integración y formación turística del Ministerio de Turismo de San Luis, expresó que «estar integrado en este programa va a permitir potenciar muchos aspectos de esta localidad que no es solo turística, sino que comparte mucha riqueza cultural para la provincia y el país».
Además agregó que «se está comenzando a realizar las primeras implementaciones del programa, comenzando con concientización y recepción de diferentes necesidades de la comunidad de La Carolina, la cual ha sido muy receptiva», dijo Gómez.
También resaltó que la ayuda que brinda el programa nacional permitirá poder refaccionar algunos de los lugares públicos característicos del pueblo, como el Paseo del Pirquineo.
«La idea en un principio es poder empedrar algunas calles y casas respetando la estética original de tipo colonial que lo hace único en la provincia y atrae a muchos visitantes años tras años», destacó el funcionario.
Actualmente, La Carolina es un pueblo de unos 300 habitantes situado sobre la base del Cerro Tomolasta, a 2000 metros de altitud sobre el nivel del mar, rodeado de paisajes que combinan cerros y arroyos con aguas de color dorado debido a los minerales de la zona.
Paraje de San Antonio de las Invernadas fue el nombre que tenia la localidad antes de 1794, y que fue cambiado a La Carolina por el virrey Sobremonte, gobernador intendente de Córdoba del Tucumán, en honor del rey Carlos III de España.
La identidad de este pueblo fue su actividad minera, que se remonta al tiempo en que Don Tomás Lucero, vecino del lugar, halló oro y lo llevó a aquilatar a Córdoba.
El hallazgo a personas de diferentes partes del país y de países vecinos a que se instalaran en la localidad y se convirtieran en mineros, provocando una verdadera fiebre del oro.
Desde 1789 y hasta 1810 el pueblo le proveía trabajo a alrededor de 3 mil mineros, y obtenía 10 mil kilogramos de oro de 18 kilates.
A partir de que comenzó la producción minera en el pueblo hasta que finalizó a mediados del siglo pasado, figuran más de 200 asociaciones que llegaron con la intención de extraer mineral de las zonas auríferas.
Hoy queda muy poco oro debido a que a mediados del siglo pasado los mineros y lavadores agotaron sus vetas hasta las bocaminas, pero la historia del oro sobrevive en el lugar en los pirquineros.
Hoy día, cuando el río crece y lo hace con su fuerza de arrastre, aun quedan unos pocos lugareños que esperan pacientemente con la ilusión de descubrir una fuente de riqueza.
Pero también La Carolina es el lugar donde vio nacer y crecer a Juan Crisóstomo Lafinur, filósofo, educador, poeta, soldado, músico, periodista, abogado, exiliado y tío bisabuelo de Jorge Luis Borges, que es considerado un adelantado y símbolo actual de la identidad puntana.
En el 2007, el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, ordenó repatriar los restos mortales de Lafinur que se encontraban en Chile desde su fallecimiento en 1824, y en su lugar natal se construyó el museo de la Poesía, en su honor.
Este complejo incluye una plaza, las ruinas de la casa natal de Lafinur, el Laberinto del Sol de Piedra en homenaje a Jorge Luis Borges, el Centro de Interpretación Audiovisual, donde a través de expresiones audiovisuales el visitante puede experimentar la cercanía y actualidad de la figura de este hombre singular.
Además está el Museo de La Poesía, que es una contundente realidad en vertiginoso crecimiento, con la incorporación ininterrumpida de obras de poetas locales, nacionales e internacionales.
Actualmente el gran tesoro que conserva el pueblo es su tranquilidad y paisajes hermosos que dan lugar a que el turista, como el habitante cotidiano, pueda disfrutar de experiencias únicas.