Tras concluir la exhumación del cadáver de Salvador Dalí, los representantes de la fundación que gestiona el legado del pintor catalán amenazaron hoy con emprender acciones legales si la prueba de paternidad que originó la polémica medida no le da la razón a la demandante.
«La resolución judicial que acordó la exhumación no está motivada y ni tiene ningún fundamento», remarcó el gerente de la Fundación Gala Salvador Dalí, Joan Manuel Sevillano, en conferencia de prensa apenas unas horas después de que los restos del artista fueran desenterrados y vueltos a sepultar el Teatro-Museo Dalí, en Figueras, Girona.
La Fundación Gala-Dalí dejó claro su malestar por la exhumación, al calificarla de «acto de violencia» e «invasivo», y advirtió que se reserva el derecho a emprender acciones legales tanto contra la demandante, Pilar Abel Martínez, quien dice ser hija del pintor, como contra el juzgado de Instrucción número 11 de Madrid, que ordenó la prueba de ADN.
«No hay ningún indicio de que la pretensión de la demandante tenga algún fundamento, ya que lo único que ha aportado es una manifestación notarial de una señora que dice ser amiga de la madre, afirmando que ésta le dijo que el padre de su hija era Salvador Dalí», indicó Sevillano.
Por su parte, el abogado de la fundación, Albert Segura, apuntó que al tratarse de «un acto tan agresivo contra la memoria de un difunto sin que haya indicios suficientes», reclamarán «un error judicial para ver si hay posibilidad de obtener una compensación patrimonial por parte del Ministerio de Justicia».
A pesar del rechazo a todo el procedimiento y su total «disconformidad», el secretario de la fundación, Lluís Peñuelas, explicó algunos detalles de la exhumación como que la apertura de la ataúd se produjo a las 22.20 horas y cerró a las 23.40 horas (5 horas menos en Argentina), debido a la dificultad que supuso la extracción de la capa de zinc que cubre el féretro.
“La losa fue levantada con dos vigas y poleas. Así se accedió al interior de la tumba. El ataúd estaba en perfectas condiciones. Se levantó a superficie sin incidentes y se movió a la zona de forenses”, indicó.
Los expertos forenses sacaron «uñas, pelos, varios dientes y dos huesos del pintor», que después de realizarse el test de comparación con el ADN de Pilar Abel, se exige que se devuelvan para preservar la «integridad» del cadáver de Dalí, lo que supondría volver a abrir la tumba.
«El bigote de Dalí preservaba su clásica postura de las diez y diez, en la posición de las agujas del reloj», detalló Lluís Peñuelas, consultado sobre esta cuestión característica del pintor.
Todo el proceso de exhumación llevado a cabo en el interior del Teatro-Museo de Figueras duró en total cuatro horas, algo menos de lo previsto, y estuvieron presentes las personas que asistieron al entierro de Dalí en 1989, entre ellos su embalsamador, Narcís Bardalet.
Los responsables de la Fundación Gala-Dalí insistieron en que la exhumación fue un proceso «incómodo» y supuso un «daño moral» para el legado del pintor y una «falta de respeto».
De ahí que la fundación «se reserva las acciones que puedan corresponderle para exigir las responsabilidades que se hayan generado como consecuencia de los importantes perjuicios y costes que esta exhumación le ha ocasionado».
Ante esta amenaza, el abogado de Pilar Abel, Enrique Blanquez, quien también estuvo presente en la exhumación, admitió que las muestras extraídas pueden no ser válidas pero confía en que sí lo sean.
«Los forenses toman las muestras pero no llegan a valorar si es suficiente. Me dijeron que hoy en día los laboratorios hacen maravillas, pero no se puede garantizar», dijo en declaraciones a la prensa tras abandonar el museo.
La inédita prueba de ADN a Salvador Dalí fue autorizada por la jueza madrileña María del Mar Crespo, la primera que escuchó y dio lugar al reclamo de Pilar Abel, quien desde hace una década batalla en la Justicia para demostrar que es hija biológica del genio del surrealismo.
Tanto el Estado español, heredero legal del patrimonio de Dalí, como la Fundación Gala-Dalí, que gestiona su obra universal, se opusieron en todo momento a la exhumación y propusieron, como recordaron hoy, que antes de proceder a una acción de este tipo, se comprara el ADN de Abel con el de su padre legal, ya fallecido, o el de su hermano.
Sin embargo, la jueza no admitió el recurso presentado, con lo que la exhumación se concretó.
Los resultados del test de paternidad se esperan para principios de septiembre, antes de la fecha fijada para el juicio de paternidad, el 18 de ese mismo mes.
Pilar Abel insiste en que lo único que pretende con su demanda es saber la verdad y demostrar su filiación con Dalí, pero de confirmarse que es hija del pintor podría reclamar el 25% de su herencia, indicó el abogado de la fundación.
La mujer asegura que es fruto de una relación romántica que su madre Antonia mantuvo con Dalí cuando tenía 25 años y trabajaba en Cadaqués como empleada de una familia adinerada amiga del pintor, quien se instaló allí en los años 50 junto con su pareja, Gala.
Cuando era una niña de ocho años, su abuela paterna le confesó que no era hija de su propio hijo si no de un «pintor muy importante, Salvador Dalí», relató Pilar.
Su madre, que está muy enferma, le confirmó esta historia, al igual que otras personas de su entorno. Además, ella está convencida de que Dalí sabía de su existencia y la quería. Según contó, cuando era muy joven ambos solían caminar juntos e intercambiaban miradas, sin hablarse, por las ramblas de Figueras.