La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) advirtió que las mujeres «tienen problemas para acceder a tratamientos por consumo de drogas», ya que si bien representan un tercio del total de consumidores en todo el mundo son beneficiarias de «sólo una de cada cinco asistencias terapéuticas», entre otros puntos de su informe de 2016.
«Es importante que se tengan en cuenta los aspectos de género al examinar el problema mundial de las drogas: mientras un tercio de los consumidores de drogas a nivel mundial son mujeres y niñas, sólo uno de cada cinco receptores de tratamiento por drogodependencia son mujeres», aseguró Werner Sipp, presidente del organismo internacional.
El informe de la JIFE subraya que el género femenino tiene que «superar importantes obstáculos sistémicos, estructurales, sociales, culturales y personales» para acceder a los procedimientos terapéuticos para tratar el consumo problemático de estupefacientes.
«Nuestro informe muestra que, para poder aplicar políticas eficaces y amplias, se debe atender a las necesidades de las mujeres y abordar los obstáculos que les impiden acceder al tratamiento, entre ellos el estigma», apuntó Sipp.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que la mayoría de los gobiernos carece de asignaciones presupuestarias específicas para el tratamiento de los trastornos relacionados con el consumo de sustancias.
En Argentina, según datos oficiales, de los 6.280 casos en los que la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) paga el tratamiento, un 85% son hombres y sólo un 15% mujeres.
«Hay baja oferta de tratamientos para mujeres, no hay casi lugares públicos ni privados que ofrezcan asistencia», aseguró a Télam el titular de la Sedronar, Roberto Moro, quien apuntó que la restricción «suele darse porque las mujeres tienen hijos y las instituciones no quieren hacerse cargo, ya que según estimaciones locales eso encarece un 40% el tratamiento».
«Las mujeres que consumen drogas a veces no solicitan tratamiento por miedo a perder la custodia de sus hijos. Otra de las razones de que haya pocas mujeres en tratamiento puede ser la hostilidad del personal médico o el hecho de que los ambulatorios estén llenos de pacientes varones, lo que hace que las pacientes se sientan incómodas», aclaró la JIFE en su informe de 2016.
Explicó además que el nivel de consumo de drogas entre las mujeres es mayor en los países de ingresos altos que en los de ingresos bajos y medianos, y alertó que entre ellas «se está dando un aumento desproporcionado de casos de sobredosis».
En tanto, informó que las mujeres «suelen empezar a consumir drogas más tarde que los hombres», aunque «desarrollan más pronto trastornos» relacionados con el consumo de sustancias.
La JIFE enfatizó que hay que «tener en cuenta las cuestiones de género para ofrecer un entorno no punitivo y presentar una actitud positiva hacia las mujeres y sus necesidades».
«Este capítulo puede cambiar las percepciones y servir de recordatorio a las personas, en particular a los encargados de formular políticas, de la importancia de proteger los derechos de las mujeres que consumen drogas o que cometieron delitos relacionados con las drogas, así como los derechos de sus familias», retomó Sipp.
Para el presidente de la JIFE, en tanto, los Estados del mundo deben «garantizar una mejora en la financiación y la coordinación de los esfuerzos para prevenir y tratar el uso indebido de drogas entre las mujeres y combatir el estigma vinculado a la drogodependencia».
La JIFE es un órgano independiente encargado de vigilar la aplicación de los tratados de fiscalización internacional de drogas de las Naciones Unidas, y en sus informes anuales realiza un examen de la situación en varias partes del mundo para sugerir medidas a adoptar por parte de los Estados.