El proyecto de legalización del aborto se suma a otras iniciativas que así como el de matrimonio igualitario, la reforma constitucional y la ley de divorcio, abrieron grietas al interior de los bloques y obligaron a las autoridades de las diferentes bancadas parlamentarias a dejar en libertad de acción a sus integrantes.
En el caso del proyecto referido al aborto, aprobado hoy en la Cámara de Diputados por 129 votos contra 125 y una abstención, fue el propio presidente Mauricio Macri quien a principios de este año propuso en una reunión con diputados del oficialismo dar luz verde al debate, a pesar de haberse manifestado «a favor de la vida», decisión que ratificó luego el 1 de marzo en su discurso ante la Asamblea Legislativa.
La apertura del debate despenalización del aborto generó no pocas rispideces en el bloque oficialista, incluso el propio presidente de la bancada, Nicolás Massot, se mostró en contra de la iniciativa, y provocó cruces a través de las redes sociales entre los legisladores del oficialismo que estaban a favor y aquellos que se manifestaron en contra.
No obstante, a pesar de ello, la discusión prosperó y se abrió una larga instancia de debate a lo largo de 15 audiencias públicas en las que 738 oradores expusieron sus posturas y argumentos en relación a la iniciativa, tanto a favor como en contra.
De hecho, las audiencias fueron coordinadas por las autoridades de las comisiones de Legislación General, Daniel Lipovetzky (PRO), uno de los más fervientes defensores de la iniciativa en el bloque oficialista; de Salud, a cargo de Carmen Polledo (PRO), que votó en contra del proyecto, al igual que su par de Legislación Penal, la radical jujeña Alejandra Burgos y en la de Familia, presidida por Alejandra Martínez, otra de las legisladoras que respaldó la norma.
Con ese panorama, y el bloque oficialista dividido, Cambiemos propició de todas maneras el debate y dio libertad de acción a sus integrantes, al igual que la mayoría de los bloques parlamentarios y la votación resultó hasta último momento pareja, arrojando 129 votos a favor y 125 en contra y 1 abstención, con un recinto a pleno con 256 diputados presentes y la sola ausencia del detenido ex ministro kirchnerista Julio De Vido.
La iniciativa aprobada en la Cámara baja esta mañana y que pasará ahora a ser debatida en el Senado, tomó como base el proyecto que la Campaña por el Aborto, Legal, Seguro y Gratuito presenta desde 2006 e incluyó modificaciones impulsadas por todos los bloques parlamentarios para lograr mayores consensos.
En tanto, en el debate por la reforma constitucional del ’94, que introdujo importantes reformas a la Carta Magna, el proyecto fue finalmente aprobado por 196 diputados a favor y 37 votos en contra, la mayoría perteneciente a los diputados radicales, a pesar de que se trataba de un acuerdo impulsado por el ex presidente Raúl Alfonsín con el entonces presidente Carlos Menem conocido como Pacto de Olivos y contemplado en el denominado Núcleo de Coincidencias Básicas.
La reforma, que principalmente habilitaba la reelección presidencial pero creó además figuras como las de la Auditoría General, el Consejo de la Magistratura, el tercer senador por la minoría, y la del jefe de Gabinete, fue un punto de inflexión en la vida institucional de la Argentina y también generó una nueva dinámica política a partir de la creación de nuevos partidos y la aparición de nuevas figuras que aún hoy permanecen en el escenario político.
De ese debate, que se desarrolló a lo largo de tres meses en la ciudad de Santa Fe y Paraná donde deliberaron los 305 convencionales constituyentes, surgieron figuras como Elisa Carrió, el ex vicepresidente y fundador del Frepaso, Carlos «Chacho» Álvarez, así como el cinesasta y actual senador Fernando «Pino» Solanas, Adriana Puiggrós y el ex ministro de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni, entre otros.
En el caso del matrimonio igualitario, convertido en ley en julio de 2010 durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, los partidos también dieron libertad a sus legisladores para votar, debido a que las fuerzas de mayor representación no tuvieron posiciones unánimes: el Frente para la Victoria fue el bloque que respaldó más fervientemente el proyecto, encabezados por el ex presidente Néstor Kirchner, entonces diputado Nacional del FPV y titular del Partido Justicialista.
En su paso por el Senado, donde el proyecto finalmente quedó convertido en ley, la votación fue de 33 votos a favor, 27 en contra y 3 abstenciones, y se registraron divisiones en los bloques mayoritarios tanto en el Frente para la Victoria, como en la Unión Cívica Radical, en tanto que fue unánime el rechazo del Peronismo Federal y del otro lado, contó con el total respaldo de las bancadas minoritarias como el del Partido Socialista y otros partidos provinciales.
Finalmente, y más allá en el tiempo, en el caso del divorcio vincular aprobado en 1987 bajo la presidencia de Raúl Alfonsín, el debate demandó diez meses y, tal como sucedió con la despenalización del aborto y la ley de matrimonio igualitario, los diputados tuvieron libertad de conciencia a la hora de expresar su voto.
En Diputados, en 1986, hubo tres legisladores radicales que votaron negativamente cuando fue ese bloque el impulsor de la iniciativa.
En su paso por el Senado, también hubo radicales que votaron en contra de la iniciativa a pesar de que el propio Alfonsín la defendía.
Pero, sin dudas, uno de los discursos más recordados en contra de la ley fue el de Vicente Saadi (PJ, Catamarca), quien abogaba por el llamado a un plebiscito y advirtió: «El vínculo matrimonial no puede ser sino perpetuo. Hablar de un vínculo disoluble o revocable es sencillamente imposible. Llevo casi 42 años de matrimonio y no me arrepiento. Si tuviera que casarme de nuevo, buscaría a la misma mujer».