Con 15 centros termales distribuidos en 13 localidades, Entre Ríos es la provincia que desarrolla con más fuerza el turismo termal, de bienestar y salud, un segmento que en los 66 sitios de Argentina en los que hay este tipo de actividades recibe a dos millones de turistas por año que generan un movimiento económico cercano a los 1.800 millones de pesos.
La variada oferta para practicar el turismo de bienestar en Entre Ríos, reconocida como la capital nacional del termalismo, se encuentra en Basavilbaso, Chajarí, Colón, Concepción del Uruguay, Concordia, Federación, Gualeguaychú, La Paz, María Grande, San José, Victoria, Villa Elisa y Villaguay, en las costas de los ríos Paraná y Uruguay.
Los complejos termales entrerrianos cuentan con núcleos de piletas termales cubiertas y descubiertas, de aguas dulces y saladas, cascadas, hidrojets, parques acuáticos, restaurantes con cartas regionales, proveedurías, sectores de parrillas y juegos para niños y un completo catálogo de opciones de hospedaje.
La provincia del Litoral fue pionera en la creación de parques termales en los que se pueden tomar baños con aguas termales de surgente y saladas, y también realizar distintos tratamientos de belleza, cuidado de la salud y estética y de bienestar.
El director de Promoción de Entre Ríos, Rubén Haller, señaló a Télam que «gracias al turismo termal hemos logrado que haya actividad turística todo el año» y también «desarrollar más y mejor infraestructura hotelera en los sitios donde ese segmento es fuerte».
Haller, responsable de la difusión de los 15 complejos termales entrerrianos, afirmó que «cada terma tiene una característica especial, como por ejemplo el agua, que puede ser salada, surgente o calefaccionada».
En ese sentido, la secretaria de Turismo de Federación, Graciela Racedo, sostuvo que en esa localidad «hay 20 mil habitantes y 8.500 plazas hoteleras» y dijo que este fenómeno «se relaciona directamente con el crecimiento de la actividad termal».
Racedo aclaró que las Termas de Federación son un emprendimiento púbico-privado «que está abierto todo el año, al igual que la mayoría del resto de los complejos».
Por su parte, la directora de Turismo de Colón, María Rosa Santander, reconoció que el producto Termas y Bienestar «logró romper la estacionalidad en el turismo» y aseveró que esa situación «se nota claramente los fines de semana largos y también en la temporada baja, cuando nuestras casi 2.500 plazas hoteleras alcanzan hasta el 90% de ocupación».
Santander estimó que el segmento «todavía no está lo suficientemente explotado» y consideró que para lograr un mayor desarrollo del mismo «hay que invertir en infraestructura de servicios y explorar nuevas perforaciones».
Argentina cuenta con 400 fuentes termales naturales distribuidas en 21 provincias, de las cuales 200 están disponibles para su explotación, aunque en sólo 66 se realizan actividades y en apenas 55 hay infraestructura para recibir al turismo.
El director Nacional de Desarrollo Turístico del Ministerio de Turismo de la Nación, Mariano Alguacil, explicó que en estos momentos «se está realizando un relevamiento sobre la infraestructura existente con el fin de mejorarla y de empezar a planificar su crecimiento».
Alguacil adelantó que desde el organismo a su cargo, en forma conjunta con el Banco Nación, «se crearán líneas de crédito específicas para que el sector privado pueda participar en el proceso de crecimiento del Turismo Termal».
Haller remarcó que «esto hace que nuestra propuesta sea distinta a la de otros complejos, porque nuestra opción son los parques termales donde lo terapéutico se fusiona con la recreación al aire libre», remarcó Haller.
Las aguas termales, además de emplearse en el tratamiento de múltiples procesos patológicos y para la prevención de afecciones diversas, son revitalizadoras para células y tejidos y generan resultados analgésicos y antiespasmódicos.
También depuran la sangre, reactivan el metabolismo, son beneficiosas para las enfermedades de la piel, combaten la hipertonía muscular y las contracturas, mejoran la circulación sanguínea, son sedantes y previenen las afecciones respiratorias crónicas.
«Por ese motivo el turismo termal gana cada vez más público entre las generaciones jóvenes, que ahora ven las termas como un lugar no sólo para encontrarse sino para hacer un alto y salir de la rutina y relajarse», concluyó Haller.