Las excursiones a Pueblo Liebig se convirtieron en un nuevo atractivo turístico por los pintorescos paisajes que se pueden apreciar en este poblado ubicado a menos de 10 kilómetros de la localidad entrerriana de Colón, sobre el río Uruguay, que hasta mediados de la década del 80 albergó a la que fuera la segunda productora de carne en conserva más importante del mundo.
Un centro de interpretación que permite conocer las costumbres de lo que fuera la población de esa fábrica, un museo, las construcciones típicas de la época colonial que todavía siguen en pie, el Club de Pescadores, la gruta de Santa Rita, los restos de la productora y las hermosas vistas de los paisajes del río Uruguay son los atractivos salientes de este paseo histórico.
La directora de Turismo de Colón, María Rosa Sander, señaló a Télam que «el lugar atesora una historia que se refleja en las fachadas y en los relatos de los 800 habitantes que a diario caminan esas calles, que se abren a los visitantes como testimonio vivo de un pasado industrial pujante que hoy es un importante atractivo para los turistas».
El gigante de chapas oxidadas que cobijó el sueño de miles de familias, ubicado frente a la enorme Isla del Queguay Grande y a la vecina República Oriental del Uruguay, cautiva a los visitantes que llegan a Colón.
Los frutos de las palmeras yatay y las mejores vistas del río Uruguay, sumadas a las brisas que perfuman el entorno con la exquisita cocina litoraleña a base de pescado fresco y la repostería galesa, completan la oferta para los visitantes de este lugar que parece estar detenido en el tiempo.
Sander aseguró que «el pueblo se reinventa para vivir del turismo y del rescate intangible de la historia de este gigante industrial que hoy constituye un importante atractivo turístico de la microrregión Tierra de Palmares».
La Presidencia de la Nación declaró Bien de Interés Industrial Nacional a la planta urbana de Pueblo Liebig, la fábrica, las viviendas, las plazas, los corralones, la capilla, la escuela, el centro cívico, la bomba de agua y los muelles.
Los espacios deportivos como el campo de golf, el Lawn Tennis y el Club Liebig, en cuyas instalaciones también se proyectaban películas y se conmemoraban las fechas patrias, son otros de los sitios emblemáticos del poblado que hoy atraen a los turistas.
La directora de Turismo de Colón afirmó que «la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, que perdura hasta hoy como uno de los edificios históricos, es una muestra viva de la belleza de la arquitectura colonial y barroca que se instaló en Entre Ríos a principio de 1800».
La conversión de pueblo industrial a sitio turístico motivó que tanto la tradicional escuela primaria como la secundaria orientaran su currícula hacia el desarrollo de un perfil turístico de la comunidad.
El rescate histórico y patrimonial del pueblo es la principal premisa de estas currículas, que están destinadas a complementarse con los atractivos del centro de interpretación, que reproduce un importante archivo fotográfico.
«Las excursiones a Pueblo Liebig es conveniente hacerlas con el acompañamiento de un guía especializado que puede contratarse en Colón, y así no perderse nada de este testimonio viviente de un pasado fabril que encuentra nuevos rumbos gracias a la actividad turística», manifestó Sander.
Esta propuesta turística encuentra un complemento ideal en las propiedades curativas de las aguas termales de Colón, que se caracterizan por tener la particularidad de contar con un paisaje y una tranquilidad que las transforman en el sitio ideal para que la práctica del termalismo sea completa y beneficiosa.
El parque termal colonense, cuyas aguas son reconocidas con la expresión «Naturalmente Distintas», está diseñado con hermosas vistas del río Uruguay y un marcado respeto por la naturaleza que rodea ese espacio, y además cuenta con actividades complementarias de ocio y recreación que lo convierten en una de las mejores opciones turísticas durante todo el año.