El incremento de la producción vitivinícola, sumado a la devaluación registrada en el mercado cambiario en los últimos días, permitirá al sector recuperarse tras las dificultades vividas en los últimos años, según cifras del Instituto Nacional de Vitivinicultura y analistas.
La producción llegó este año a 25,55 millones de quintales de uva, casi 6 millones de quintales más que en el 2017, el peor año en dos décadas, de acuerdo a datos del Instituto.
«Llevamos siete años cayendo en facturación», explicó a Télam el economista Javier Merino.
Sin embargo, consideró que una mayor producción sumada al nuevo tipo de cambio puede ser beneficioso para el sector.
«Mi cálculo es que por cada 10 por ciento de crecimiento en el tipo de cambio, se puede esperar aproximadamente un 3 por ciento de aumentos a las exportaciones para el sector vitivinícola», subrayó.
Merino, economista jefe de la consultora Área del Vino, señaló que la baja de la facturación se debió a «una caída de la demanda doméstica presionada por el aumento de precios de los vinos y los pocos incentivos a la exportación por un bajo tipo de cambio».
«Si este dólar se mantiene y si se mantiene contra la inflación y queda un tipo de cambio real alto», este escenario «obviamente va a afectar positivamente al sector vitivinícola», concluyó el analista que elabora el Informe Anual Vitivinícola para la división vinos del Banco Supervielle.
En el Informe Anual Vitivinícola, Merino analizó que una merma de 6,9 por ciento en la venta total de vinos en el 2017 significó una reducción de las ventas de 9 millones de cajas de 12 botellas por 750 centímetros cúbicos.
Merinio aclaró que «hay algunos grupos a los que les va bien y en todo tipo de tamaño de empresas», dado que «han hecho gestiones de cambio en línea con la situación global del sector, escapándose un poco de la coyuntura».
«Esto quiere decir que la lluvia no está mojando a todos. O sea que lo que hicieron bien las cosas han tenido una mejora interesante», dijo el economista.
Respecto a la caída del consumo, indicó que el «mercado interno ha sido atacado por la caída del ingreso de los consumidores y la inflación ha sido uno de los factores más importantes, sumado a los cambios en la composición del gasto de los consumidores».
Para el analista, lo que más influyó en la industria fue la inflación y consideró que «la predicción es muy simple: si disminuye la inflación se recuperarán las ventas nacionales de vino».
«En el mercado interno, cayó el volumen y los precios, lo cual indica que hubo una merma de la demanda, lo que impulsó a la oferta a una nueva situación competitiva, mientras que en el mercado externo también hubo una merma en el volumen, pero subió el precio», puntualizó.
Respecto del costo laboral señaló que «en el sector bodeguero representa más de un cuarto de la facturación total: Esto es aproximadamente unos 12.000 millones de pesos, de los cuales 4.800 millones de pesos son impuestos», enfatizó.
Hacia futuro ve con optimismo la «expansión de la exportación en segmentos de precios muy atractivos en mercados de gran potencia, desarrollos vitícolas en zonas muy valoradas y que aún no han llegado a su techo y la mayor cantidad de alianzas comerciales para cubrir espacios de mejor rentabilidad a través de canales en desarrollo, como el comercio electrónico o la venta directa de vinos».