Con adaptaciones en castellano de las canciones de Los Beatles, el musical “Aquel campo de frutillas”, creado por la actriz y coreógrafa Mariela Bonilla, narra la historia de Eleonora, una niña de 10 años que se niega a abandonar a sus amigos imaginarios, en un espectáculo que podrá verse los martes y miércoles de las segunda quincena de julio, a las 17, en el Teatro El Cubo, ubicado en el Pasaje Zelaya 3053, de esta ciudad.

A lo largo del espectáculo, la niña Eleonora crecerá inmersa en un mundo de fantasía del que sólo podrá salir si en la vida real alcanza el verdadero amor, una misión en la cual sus propios amigos imaginarios se involucrarán, en una trama en donde convivirán realidad y ficción.

En ese contexto, los personajes interpretarán en distintos pasajes versiones adaptadas de canciones de Los Beatles, que ayudarán en la narración de la historia, un ingrediente que hace de esta obra una verdadera atracción para grandes y chicos.

“Me pareció que era una buena opción para grandes y chicos porque Los Beatles son un clásico, todos los conocen. Incluso, hay chcios fans a partir de los papás. No es un musical típico, ni una obra infantil típica. Las canciones están intercaladas en la historia y apoyan lo que va pasando”, explicó Bonilla.

En diálogo con esta agencia, la creadora de este espectáculo dio detalles sobre los motivos que la impulsaron a crear esta historia y reflexionó sobre los riesgos de adaptar famosas canciones a otro idioma.

– ¿Cómo es la dinámica del espectáculo?

Mariela Bonilla: Hay 17 personas en escena. La protagonista es una actriz de 10 años. Las canciones son interpretadas por los actores, que cantan sobre pistas. Todos los actores que aparecen en escena son los amigos imaginarios de la protagonista y, al avanzar la obra, aparece una actriz que personifica a la protagonista cuando crece. Como la nena se niega a dejar a los amigos imaginarios, el mundo real y la fantasía conviven, por lo que en el escenario están todos presentes, la nena, el mismo personaje de grande y los amigos imaginarios. La obra propone que hay que encontrar el verdadero amor para dejar de vivir en un mundo de fantasía y el objetivo de los amigos es que se enamore para eso.

– ¿Por qué decidió abordar esa temática?

MB: Me pareció interesante lo que sucede en la cabeza de los niños con el mundo de la fantasía y los amigos imaginarios, que si bien todos lo vivimos, ya nos olvidamos. Me pareció interesante y divertido meterme de nuevo en la cabeza de una niña y ver lo que ella ve. En la obra vemos eso, lo que pasa por su cabeza, supone meternos otra vez en el mundo de la fantasía. Y también está presente la búsqueda del amor.

-¿Cómo fue el trabajo de adaptar las canciones de Los Beatles al castellano?

MB: Es algo muy arriesgado. Yo ya había trabajado en la obra “No jures por la luna, Romeo”, que fue una adaptación de “Romeo y Julieta”, con música de Queen, y ahora estoy trabajando en otra con canciones de Guns ‘n’ Roses y The Police. Lo que hago es traducirlas al castellano y, manteniendo el sentido, trato de hacer que entre en la métrica de la canción. Es algo muy arriesgado, sobre todo cuando son clásicos tan conocidos. Sé que me meto en un problema, pero los resultados son buenos.

– ¿Qué criterio aplicó a la hora de elegir las canciones?

MB: Tomé canciones de distintas épocas. Hay temas de la primera etapa, que son más llevaderos, más fáciles de escuchar, y también de la última época. Incluso, está “Mind Games”, que es una canción de John Lennon solista. Traté que sean canciones que sirvan para lo que necesitaba para la obra. Por ejemplo, no están muchas de las canciones más conocidas como “Let it be”, “Yesterday” o “Help!”. Obviamente, además de elegir las que me servían, también opté por las que más me gustaban.

– Hay planeadas cuatro funciones para las vacaciones de invierno, ¿hay planes de sumar más presentaciones?

MB: Nos encantaría continuar en agosto. Dependerá de la respuesta del público, pero estamos dispuestos a seguir.