La Cámara Nacional Electoral (CNE), el máximo organismo judicial que controla las elecciones, implementó un nuevo sistema informático, denominado Sistema de Gestión Electoral (SGE), con los más altos estándares de seguridad para la actualización y generación de los padrones con miras a los comicios presidenciales, legislativas, de gobernador e intendentes de 2019.
El secretario de Actuación Electoral de la CNE, Sebastián Schimmel, explicó a Télam que «el cambio de sistema, puertas para adentro de la Justicia, es de gran trascendencia» y puntualizó que «el nuevo sistema informático cumple con los más altos estándares de seguridad», para adecuarse a la era de digitalización.
Schimmel graficó que «la tecnología evolucionó muchísimo en los últimos 20 años tanto en la gestión de información por medios digitales, así como por las redes, y no existía un sistema unificado, como lo hay ahora, con los 24 jueces electorales», es decir, se cubren todos los distritos electorales del país.
El funcionario judicial remarcó que con el nuevo sistema informático,que ya que está funcionando, «se gana mucha seguridad en el tratamiento de la información y el mantenimiento de la base de datos», y tiene que ver con todo el proceso previo al acto eleccionario.
Schimmel, en ese aspecto, apuntó que «el nuevo sistema permite una mayor velocidad en la actualización», sin debilitar la función de verificación y control que la justicia electoral debe realizar sobre las ‘novedades registrales’ que el Registro Nacional de las Personas (Renaper), los registros civiles y otros organismos le remiten».
En ese sentido, agregó que esas novedades pueden ser «la incorporación de nuevos electores, cambios de domicilio, exclusión de electores fallecidos o inhabilitados».
Por eso, enfatizó, el nuevo sistema «mejora y facilita la fiscalización», y suma «validaciones preliminares y controles automatizados, a los ya tradicionales que llevan adelante los agentes encargados de la actualización del padrón».
Al respecto, Schimmel recordó que hubo avances en organismos del Estado que aportan datos claves, como el Renaper, cuando en 2009 se introdujo el DNI color celeste y, luego, la tarjeta, y entonces se pasó de utilizar papel a hacer los trámites en forma digital.
En ese marco, puntualizó que había una «falta de adecuación informática en la justicia electoral respecto del proceso de modernización del Renaper», lo que «requirió un mayor esfuerzo de la justicia electoral que, por carecer de esa readecuación informática, debió destinar gran cantidad de recursos humanos a suplir las carencias informáticas».
En esa línea, Schimmel definió: «Fue una suerte de parche, pero fue lo mejor que se pudo hacer».
Por eso, estas innovaciones son determinantes del modo en que las novedades del Renaper se verifican, fiscalizan e incorporan al Registro Nacional de Electores.
El secretario de la Cámara Nacional Electoral recordó que el sistema utilizado hasta la elección anterior era un sistema que comenzó a implementarse en los años 1986 y 1987, y terminó de instrumentarse en todo el país en el año 2004, cuando se informatizaron los últimos 10 distritos, y que por eso se encontraba diseñado con una tecnología que ya no cumplía con los estándares de seguridad informática actuales.
Schimmel insistió en la calidad del nuevo sistema informático, que tiene «parámetros que responden a cualquier tipo de amenaza informática, que hace que la base de datos no sea accesible para usuarios externos ni internos, ya que hay distintos niveles de acceso que no tocan la información y también impiden la adulteración y la sustracción».
Schimmel advirtió que el rediseño del sistema informático electoral no comprende sólo la gestión y actualización del Registro Nacional de Electores, sino que abarca asimismo las herramientas para los diferentes procesos del fuero electoral, tales como la selección y georreferenciación de los establecimientos de votación; la selección aleatoria, designación y capacitación de autoridades de mesa; Registro de Encuestadores; Registro de Acompañamiento Cívico; Registro de Delegados; geografía y cartografía electoral e incorporación, gestión y procesamiento de datos biométricos del elector, entre muchas otras cuestiones.
Para los funcionarios de la Cámara Nacional Electoral, el cambio que concretó la justicia electoral «es, pese a no ser altisonante, un importante hito en un sendero que se remonta hasta 1927, año en que se creó el Registro Nacional de Electores permanente -por entonces exclusivamente masculino-, organizado en ficheros metálicos con fichas de papel con la huella y firma de cada elector; y que recién en 1947 se universalizaría con la necesaria incorporación del empadronamiento de las mujeres».
En base a esas fichas (que aún se conservan), ordenadas por ‘circuito electoral’, se confeccionaban los linotipos que permitían la impresión de las líneas de padrón. Este mecanismo se extendió por muchas décadas hasta que, a partir de los ochenta, fue primero complementado por el uso de computadoras y bases de datos informáticas y, más recientemente -en 2009- reemplazado por éstas.