Radicado en la localidad francesa de Auvers-sur-Oise, el pintor Vincent van Gogh pasó los dos últimos meses de su vida atareado en la producción de 74 cuadros y unos 50 dibujos, un promedio insólito de casi dos obras por día que retoman conceptualmente tanto el museo del artista en Ámsterdam que exhibe lienzos de su estancia en Auvers-sur-Oise como el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, que presenta por estos días una exposición centrada en sus obras que representan cipreses.
Van Gogh falleció el 29 de julio de 1890, a los 37 años, tras dispararse en el pecho con una pistola, pero, en aquellos días maratónicos, pintó algunas de sus obras más conocidas como «Trigal con cuervos» y «Retrato del doctor Gachet».
Actualmente, dos exposiciones permiten -con diferentes perspectivas- apreciar la importancia de los últimos meses de la vida del artista en su obra e ilustran su final trágico.
La exposición en el Museo Van Gogh de Ámsterdam, titulada «Van Gogh en Auvers: sus últimos meses», reúne lienzos con diversas temáticas como casas, flores, paisajes y retratos, gracias a préstamos de museos y colecciones privadas de varios países. Estará disponible hasta el 3 de septiembre, antes de ser trasladada al Museo d’Orsay en París.
Por otra parte, la exposición en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, «Los cipreses de Van Gogh», está centrada en las obras en las que el artista representó cipreses. En esta etapa, el artista centró su atención (o su obsesión) en ese árbol “con forma de obelisco egipcio”, como lo definió en una carta a su hermano Theo, y que en el imaginario católico remite a camposantos.
La exhibición incluye alrededor de 40 obras, así como cartas que revelan su proceso creativo y los desafíos que enfrentaba al final de su vida. La exposición estará abierta hasta el 27 de agosto y ofrece una visión íntima y emocionante de la evolución artística y emocional de Van Gogh.
Nacido el 30 de marzo de 1853 en Zundert, Países Bajos, Van Gogh vivió una vida marcada por la pasión y el sufrimiento. Inspirado por artistas como Jean-François Millet y Jules Breton, Van Gogh adoptó un estilo realista y comenzó a pintar escenas rurales pero, a medida que avanzaba su carrera, experimentó una evolución tanto artística como emocional: su paleta de colores se volvió más vibrante y su pincelada más enérgica y, buscando capturar la esencia de sus sujetos, desarrolló un estilo único y reconocible, caracterizado por pinceladas que transmitían movimiento y emoción.
A lo largo de su vida, luchó con problemas de salud mental y se enfrentó a numerosos desafíos personales y pasó por períodos de depresión y ansiedad, lo que afectó tanto su bienestar emocional como su producción artística. Si embargo, y a pesar de haber muerto tan joven, su legado artístico ha dejado una profunda influencia en el arte moderno y su obra es apreciada y admirada en la actualidad.