El fin de más de 50 años de conflictos con la guerilla colombiana, tras los acuerdo de paz firmados en septiembre de 2016, abrieron las puertas para que ese país sudamericano se enfoque en el desarrollo de las zonas conflictivas a través del proyecto de Corredores Turísticos: «Turismo y Paz», que se viene aplicando con éxito en diferentes comunidades.
«Básicamente, cuando uno mira el proyecto, lo que observa es al estado presente en el territorio de esas zonas que estaban en conflicto, con un ejercicio que parte en sí mismo de las propias comunidades para el desarrollo de un turismo sostenible, tanto en lo ambiental como en lo económico y lo social», dijo en diálogo con Télam, María Claudia Lacouture, directora Ejecutiva de AmCham Colombia.
Ex ministra de Comercio, Industria y Turismo -cargo que desempeñó entre mayo de 2016 y agosto de 2017-, además haber sido titular de ProColombia, la agencia de promoción turística de su país, Lacouture tiene una mirada clara sobre los objetivos de ese proyecto que impulsó, y que en sus propias palabras, «debe trascender cualquier gobierno a través de los años»
Hasta el momento se priorizaron 132 municipios en 3 categorías: 42 como destinos piloto; 34 como destinos emergentes; y 56 municipios como destinos posconflicto y posacuerdo.
«El aprovechamiento del potencial de nuestro territorio abre la posibilidad de desarrollar productos turísticos de alta calidad y sostenibilidad, ejemplo de ello, las acciones que se están ejecutando para el fortalecimiento turístico en La Macarena, Meta, en donde los visitantes se multiplicaron por 10 en pocos años», precisó.
La Macarena está ubicada en el extremo del llamado Corredor de los Llanos -abarca 23 municipios de los departamentos de Meta, Casanare y Araujo- donde está el Parque Nacional Caños Cristales.
«Ahí hicimos todo el proceso de Turismo y Paz con las comunidades y las autoridades locales y nacionales, y se trabajó en el desarrollo del parque para que sea sostenible en el sentido que mencioné, con rutas aéreas desde Bogotá hasta la Macarena», señaló.
Los frutos del trabajo que se realizó en el lugar, y que continúan, se reflejan en las estadísticas: en 2010 había 38 personas trabajando en turismo, mientras que el año pasado fueron 127 (un crecimiento del 234%); y mientras que en 2010 sólo 35 familias se beneficiaban de forma directa o indirecta con el turismo, en 2017 fueron 520.
Lo mismo sucedió con el número de turistas que visitaron la zona: mientras que en 2014 llegaron 9460 personas, tres años después, y con el proyecto de Turismo y Paz en pleno funcionamiento, las visitas se incrementaron hasta llegar a los 14.325 turistas.
Entre las obras que se desarrollaron para la región destacan la construcción de senderos y señalización para el acceso a Caño Cristales, denominado «el río de los siete colores», ya que en su fondo se reproducen plantas (algas) acuáticas de diversos colores que tiñen su fondo dando la sensación de aguas de colores rojo, amarillo, verde, negro, azul y rosado principalmente.
«Colombia es el país con mayor diversidad por kilómetro cuadrado en el mundo, propicio para los ecologistas, porque además somos el país con mayor número de especies de aves y también con mayor número de endémicas», especificó.
En tal sentido, destacó que el gobierno de su país estableció el turismo de naturaleza y aventura como un producto bandera en los mercados internacionales.
«El aprovechamiento del potencial de nuestro territorio abre la posibilidad de desarrollar productos turísticos de alta calidad y sostenibilidad, de ahí la importancia del Proyecto Turismo y Paz, y ejemplo de ello son las acciones que se están ejecutando para el fortalecimiento turístico en La Macarena, Meta», agregó.
Como eje del proyecto se crearon Corredores Turísticos en todo el país que permiten trabajar con las comunidades para incorporar aquellos territorios que se vieron involucrados en el conflicto, para desarrollarlos como destinos turísticos.
La planificación que se lleva a cabo permitió seleccionar 3 grupos diferenciados, en cada uno de los cuales se diseñaron diferentes Corredores Turísticos.
El Grupo 1 está integrado por el Corredor de los Llanos, que integran los departamentos de Meta, Casanare y Arauca; el Corredor de la Orinoquia (Guainia, Vaupés, Guaviare y Vichada); y el Corredor de la Selva (Amazonas, Caquetá y Putumayo).
Mientras que el Grupo 2 lo conforman el Corredor del Golfo Morrosquillo y Sabana (Córdoba y Surcre); el Corredor Pacífico (Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño); el Corredor Nororiente (Santander y Norte de Santander); el Corredor Central (Boyacá, Bogotá, Huila, Tolima y Cundinamarca; el Corredor del Sur (Nariño y Putumayo;, y el Corredor Antioquía-Chocó (Antioquía y Chocó).
Finalmente, el Grupo 3 está conformado por el Corredor Sea Flower (archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina); el Corredor Caribe (Magdalena, Bolívar, Atlántico, César y Guajira); y el Corredor del PCC (Caldas, Quindio, Risaralda, y Norte del Valle).
«Hay mucha voluntad de desarrollar todas estas áreas, pero la gran dificultad es llegar a algunas partes del territorio por las grandes diferencias geográficas, por lo que hay regiones que han tenido una evolución más rápida y otras no tanto, aunque hay voluntad política para llegar a todos», enfatizó.
En tal sentido, destacó que Colombia cuenta con 59 Parques Nacionales que ocupan una superficie de 14 millones de hectáreas donde habitan 26 comunidades indígenas.
Lacouture remarcó que el proceso «se hace indispensable para los colombianos», porque el objetivo «es generar desarrollo local a través de una oferta de turismo sostenible que propenda por mejorar la calidad de vida de más colombianos y que garantice el buen uso de los recursos para el disfrute de futuras generaciones, y de ahí la importancia de conectar las zonas más afectadas por el conflicto a través de estos corredores turísticos».