Las pymes argentinas son un 70% menos competitivas que las de los países desarrollados, según se expuso hoy en un seminario bilateral, en Buenos Aires, para destacar la importancia de la complementariedad, para la comercialización internacional, entre las cadenas de valor que integran las pequeñas y medianas empresas de Argentina y Chile.
«En Argentina, hay 850.000 pymes que representan el 70,4% del empleo total y este sector significa el 99,7% del total de empresas nacionales, pero el 47,5% de las ventas», porque «las pymes argentinas son un 70% menos productivas que las de los países desarrollados», puntualizó Eduardo Gambetta, director nacional de Productividad del Ministerio de Producción.
El funcionario lo dijo al participar hoy en una jornada conjunta entre Argentina y Chile para analizar la complementariedad comercial bilateral.
También especificó que «el 64% de los préstamos a las pymes tiene (en Argentina) un plazo menor a un año».
En consecuencia, sostuvo que «hay que salir con un plan estratégico» para mejorar ésos números, y señaló que para ello es preciso «desarrollar a las pymes como proveedores y clientes de la cadena de valor de grandes empresas».
«Esto contribuye a mejorar la productividad, lo cual a su vez mejora los costos, y esto permite exportar por mayor competitividad», afirmó Gambetta.
En este encuentro, del que participó el embajador de Chile en Argentina, José Antonio Viera Gallo, se destacó que «las cadenas de valor bilaterales representan una oportunidad importante para las pequeñas y medianas empresas de Argentina y Chile, pero se requiere no sólo de asistencia del Estado sino también de inversión extranjera orientada a investigación, desarrollo y transferencia de tecnología».
En este encuentro participaron expertos de ambos países para analizar la complementariedad comercial bilateral a través de las pymes, organizado por la Secretaría de Emprendedores y Pymes, en la Fundación ICBC.
La directora nacional de Política Comercial Externa del Ministerio de la Producción chileno, Fernanda Monti, destacó que «las cadenas de valor son una oportunidad importante para las pymes de ambos países».
Remarcó que «la competencia es muy fuerte a nivel global para las pymes», por lo cual indicó que «hay que asistir desde el Estado a este sector para que se inserten en cadenas de valor».
Monti insistió con que las cadenas de valor constituyen «una oportunidad para las pymes», pero remarcó que también «se necesita de inversión extranjera que genere investigación, desarrollo, transferencia de tecnología».
Subrayo que ésa inversión «debe ser estratégica para desarrollar cadenas de valor que permitan apoyar el desarrollo de capital humano y la innovación», y consideró que «el rol de las agencias de gobierno es fundamental en ello»
En tanto, la jefa del Departamento Cadenas Globales de Valor de la Cancillería argentina, Viviana Araneda, puntualizó que la integración bilateral requiere de «coordinación y cooperación entre los organismos de normalización, reglamentación y de evaluación de la conformidad de las normas de cada país».
También indicó que «es fundamental la transparencia, poner a disposición de los sectores productivos, de los agentes operadores de comercio, las normas relacionados con lo técnico, lo sanitario y lo fitosanitario» de cada país.
Araneda destacó que «un acuerdo entre ambos países para estimular la creación de cadenas de valor debe facilitar el comercio, pero también incorporar cuestiones ambientales, laborales y de responsabilidad social de las empresas».
En tanto, el subdirector de Innovación Empresarial del Ministerio de Economía chileno, Manuel Cartes, indicó que para ayudar al éxito de las cadenas de valor es preciso «aumentar la competitividad y productividad en las empresas, a través de la innovación, la investigación y el desarrollo».
En ese sentido, consideró que «hay que aumentar las capacidades de innovación de las empresas de manera permanente», porque subrayó que «la capacidad de las empresas de absorber, adaptar y producir tecnologías determina los niveles y la velocidad del crecimiento económico de un país».
También remarcó que «es fundamental la relación entre la Universidad y la empresa para diversificar la matriz productiva».