Los algoritmos, que son la base en tecnologías de campos diversos como el entretenimiento y la salud, comienzan a superar a los humanos en algunas tareas, pero su capacidad de «creación» aún está en duda.
Nerdear.la, el encuentro orientado a los profesionales de sistemas y desarrolladores que se realiza este fin de semana en el espacio AreaTres de Palermo, fue escenario de charlas y debates sobre las habilidades adquiridas por las máquinas y las limitaciones de la inteligencia artificial.
Centro de la industria de los dispositivos y programas que aprenden con el paso de la experiencia, también conocida como machine learning, los algoritmos son, básicamente, un proceso que utiliza una serie de datos para hallar una solución de un tipo de problemas.
Luis Argerich, profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, dio cuenta del proceso de investigación sobre inteligencia artificial y el escenario actual en la materia: «En el área de salud, ya hay algoritmos que superan a los humanos a la hora de interpretar imágenes. No podemos decir que diagnostiquen, pero son mucho más certeros para analizar los resultados de una tomografía», señaló.
Sin embargo, no dejó de señalar la importancia que tienen los datos que se cargan al algoritmo para que resuelva el problema que se le pide: «Si utilizáramos sólo imágenes de perritos, nuestro algoritmo solo verá perritos, incluso donde no estén».
Tal es el caso de Google Deep Dreem, un algoritmo que fue entrenado «mostrandole» millones de imágenes hasta obtener la identificación de la imagen, con la dificultad de que la mayoría de ellas habían sido de perros.
Por otra parte, muchas experiencias de inteligencia artificial ya simulan capacidades creativas, pero Argerich señala que lo que se puede observar es una gran capacidad para copiar.
«Le damos una colección de Van Gogh y una foto de un gato, y el algoritmo nos dará una imagen de un gato pintada como el estilo de Van Gogh, pero no sé si se puede asegurar que eso sea un gesto creativo».
Existen desarrollos que caminan en sentido inverso, que parten de la pintura y «crean» una fotografía.
Empero, para el especialista, la creación de sentido es aún una barrera por superar a la hora de «entrenar» algoritmos.
«Hay experiencias con textos cortos, pero para una novela habría que programar explicándole al algoritmo qué es ‘el sentido'», comentó Argerich y dijo que, al día de hoy, se puede crear un programa que «escriba con el estilo de Gabriel García Márquez, pero la historia no tendrá sentido alguno».