El uso de la big data en el área de salud debe basarse en información trasparente, que ayude a pacientes y médicos a tomar decisiones profesionales que sean entendidas por ambos, sabiendo si hubo asistencia automatizada, y la tecnología blockchain podría ser una aliada, coincidieron expertos que debatieron sobre la temática en un encuentro realizado en Buenos Aires.
«Los pacientes deben saber si su médico utiliza sistemas algorítmicos para hacer diagnósticos y qué tipo de datos usa», y a la vez, los profesionales de la salud «necesitan entender cómo funciona el desarrollo informático que los asiste en sus decisiones», dijo Sonia Canselier, investigadora de la universidad francesa de Nantes, una de las disertantes del coloquio Big Data y Salud que se realizó hasta hoy en la Universidad Católica Argentina.
«La velocidad y la eficacia de los softwares médicos son una ventaja para profesionales y pacientes para conseguir un diagnóstico más rápido y preciso, pero el riesgo es que se viole la intimidad de las personas o que funcione mal la máquina porque cargamos información incorrecta, entonces será incorrecto el diagnóstico», agregó la profesional.
Para ella «hay que controlar estas innovaciones, evitando la opacidad, alentando la transparencia y la lealtad sobre los datos».
Ésto «impone revelar el algoritmo, algo a lo que se opone la industria que los desarrolla. Un conflicto que varios países están debatiendo».
La especialista habló de inteligibilidad: «Explicaciones comprensibles e informadas. Un término que está presente en el Reglamento Europeo de Protección de Datos (GDPR, por sus siglas en inglés)», que entrará en vigencia el mes próximo.
Si bien los datos médicos están incluidos en la normativa próxima a aplicarse en Europa «muchos profesionales creen que el reglamento es limitado para garantizar el derecho a la información de los pacientes, por lo que proponen que esa información se adapte a cada persona, que debe saber con claridad que el tratamiento al que es sometido se basa en una decisión automatizada».
El tema estuvo en agenda mediática, cuando en medio de la crisis por uso indebido de datos obtenidos en Facebook, la tecnológica reconoció que en marzo de este año inició reuniones con directivos de hospitales de Estados Unidos con la propuesta de compartir datos de pacientes, alojados en la red social, proyecto que «está ahora en suspenso», según un ejecutivo de la empresa.
Por su parte, Nathalie Devillier, profesora de tecnología en la Escuela de Gestión de Grenoble, Francia, se explayó sobre «el potencial inimaginable del blockchain (cadena de bloques), que cuando se traslada al área de salud requiere de muchos cuidados, porque son datos sensibles».
El blockchain es una base de datos distribuida -entre todas las computadoras que forman parte de esta tecnología- que permite registrar, en bloques que se encadenan unos con otros, datos de todo tipo, que no pueden ser revisados o alterados.
Así, las transacciones que se realizan a través de esta cadena ocurren entre los usuarios, sin necesidad de intermediarios, y se garantiza que exista un solo registro de cada una de ellas.
«Si se combina blockchain con inteligencia artificial se facilitaría la detección de un cáncer, por ejemplo, y si agregamos machine learning (aprendizaje automático), se puede optimizar la decisión sobre el mejor tratamiento», destacó la profesional.
Consideró que esta tecnología, sobre la que se basan las transacciones en criptomonedas, puede usarse para «almacenar historias clínicas, prescripciones médicas (y así luchar contra las falsificaciones de fármacos) , y las fallas detectadas en dispositivos médicos».
También «se podrían sincronizar los datos médicos, cuidando la privacidad, o realizar contratos inteligentes entre centros de salud y pacientes, hasta acelerar los tratamientos gracias a la elección de una mejor terapéutica, sumado a la visión holística que posibilita esta tecnología gracias a los aparatos conectados a las personas».
«El blockchain en salud podría estar en manos de los pacientes», destacó Devillier, pero resaltó que «hay que adaptar legislaciones -como las que ya existen para criptomonedas en 22 países de la Unión Europea- para aplicarla a salud y a las innovaciones médicas basadas en inteligencia artificial».
La coordinación del encuentro, que reunió a 20 expositores, estuvo a cargo de Christian Byk, secretario general de la Asociación Internacional de Derecho, Ética y Ciencia y Jorge Nicolás Lafferrière, director de Investigación Jurídica Aplicada de la Facultad de Derecho de la UCA, y contó con el patrocinio de la Comisión Nacional Francesa para la Unesco y con el Apoyo de la Embajada de Francia en Argentina.