Nacida al calor de un primer centenario patrio que se celebró mirando a Europa, la avenida Roque Sáenz Peña reúne construcciones únicas y distintivas que fueron incluidas en la postulación que Buenos Aires presentó a la UNESCO para declararla Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La popularmente llamada Diagonal Norte fue pensada con inspiración parisina y no sólo por sus primeros edificios, herederos del academicismo francés, sino porque su diseño es fruto del proceso de modernización encargado por el intendente Carlos de Alvear al arquitecto galo Joseph-Antoine Bouvard en 1907.
Esa Buenos Aires de comienzos del siglo XX quiso imitar el espíritu de la «Ciudad Luz», que entre 1850 y 1870 ya había abierto sus grandes avenidas para evitar las barricadas populares que habían asolado a la capital francesa durante varios períodos revolucionarios del siglo XVIII y XIX.
Para la apertura de la avenida que nace en la Catedral Metropolitana y termina en la plaza Lavalle se pidieron préstamos en 1913, se realizaron loteos, para proceder hasta bien entrada la década de 1930 a la construcción de edificios de estilos arquitectónicos diversos con detalles de lujo y de tecnología avanzada.
«La avenida debe observarse desde la plaza de Mayo hacia Tribunales, que es el orden general en el que se fueron haciendo los edificios. A medida que se avanza en esa dirección se ven como van respondiendo a los estilos y materiales de cada época», señaló a Télam la arquitecta Alicia Aletti, especialista en la historia de la Diagonal.
Aletti, que participó en la recuperación de muchos frentes de la arteria, explicó que «en las primeras cuadras predomina el academicismo francés, después eclecticismo, art déco y el racionalismo».
Aunque pensada como una arteria de edificios predominantemente empresariales con locales comerciales, la nota destacada es que algunos pisos fueron destinados a lo que a mitad del siglo XX se conocía como «amuebladas», es decir habitaciones que se alquilaban por horas para el encuentro de amantes furtivos.
«Existen al menos cuatro edificios que en sus plantas superiores disponen de estos espacios con camas rebatibles ‘Murphy y con un espacio destinado al personal de servicio que se comunicaba a través de timbres con los ocupantes ocasionales», apuntó Aletti.
La intersección de Diagonal Norte con Florida es un punto de especial atención porque allí se emplaza el monumento al ex presidente que le da nombre a la avenida, Roque Sáenz Peña, y porque se erigen cinco de las cúpulas más significativas de toda la avenida.
Tres de ellas tienen como origen común el apellido Bencich -dos son «gemelas» y representan a los hermanos Massimiliano y Miguel, mientras que la restante corresponde al tío de estos- la cuarta es la del antiguo Banco de Boston y la quinta es la de «La Equitativa del Plata» que homenajea a la pirámide escalonada de Zoser.
El caso del antiguo Banco de Boston tiene la particularidad de tratarse de un edificio cuyo estilo corresponde al estilo «plateresco español» y su frente, realizado en limestone, fue tallado y traído desde los Estados Unidos para su ensamblaje final en la esquina de la Diagonal y Florida.
El ex edificio de YPF no se destaca respecto de sus vecinos en términos decorativos ni ornamentales pero sí por ser «de avanzada» en diversos sentidos: sus primeros 23.000 metros cuadrados fueron construidos en hormigón en tiempo récord, supo tener una conexión propia al Subte D para sus 6.000 empleados y una terraza jardín mucho antes de imponerse la idea de las «azoteas verdes».
El que fuera de YPF no es el único edificio de una petrolera que tiene una característica distintiva, ya que el construido por la anglo-holandesa Shell aprovechó el vértice generado por la avenida y por Esmeralda para que la planta de su sede tuviera la forma de su logotipo, una concha marina.
«Cuándo me preguntan por la cantidad de detalles que hay en todos estos edificios pienso en la frase de Nicolás Avellaneda que dice ‘nada hay casual en la historia’. Bueno, en la Diagonal Norte, tampoco», subrayó Alleti.