Un informe con perspectiva de género en la cultura, que surge de una relectura de datos oficiales analizados por la Secretaría de Cultura de la Nación, registra que las mujeres tienen similar participación o nivel de consumo en relación a los varones, mientras que ellas no toman decisiones y tienen menos empleo.
Si bien los niveles de consumo son parecidos entre géneros sobre todo en la asistencia al cine, el análisis revela como diferencia significativa que las mujeres representan el 60% de la población lectora; también van más al teatro y participan de talleres artísticos, en tanto que los varones marcan una distancia en cuanto al consumo de videojuegos.
Así lo asegura el informe presentado hoy por el secretario de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, y la directora de la Oficina Regional de Ciencias de la Unesco para América Latina y El Caribe, Lidia Brito, en un encuentro que tuvo lugar en la Casa Victoria Ocampo, del porteño Barrio Parque.
«La cuestión de género -sostuvo Avelluto en la presentación que se desarrolló el mismo día en que las mujeres se movilizan en reclamo por el fallo judicial por el femicidio de Lucía Pérez- ya no es de minorías, ni de un grupo de militantes, sino que es una demanda social generalizada que desde el Estado no se puede negar».
El informe, en este sentido, planea convertirse en un punto de partida para el desarrollo de una agenda de acción en pos de la equidad en el campo cultural, a partir de la lectura con perspectiva de género de las estadísticas que recuperan datos surgidos de la Encuesta de Consumos Culturales del año 2017.
Se trata de un panorama de la situación de las mujeres como consumidoras (obras de teatro, talleres artísticos, participación comunal, entre otros) y en tanto trabajadoras, ya sea como artistas, gestoras o en oficios vinculados al sector.
La participación en organizaciones culturales comunitarias refleja una brecha muy similar, pero una lectura fina muestra inequidad porque no son ellas quienes ocupan los cargos de decisión: el 75% de varones son gestores, dirigentes u organizadores y el 65% son profesores o coordinadores.
Un dato de consumo significativo surge de la no asistencia a recitales. Cuando la principal causa es económica, de diez personas que deciden no ir seis son mujeres; y si el motivo es familiar, ocho son mujeres, quienes argumentan como causa el cuidado de «hijos pequeños».
La relectura de datos en clave de género y cultural de las estadísticas de la Encuesta Permanente de Hogares de Indec señala que el panorama del empleo de las industrias creativas es parecido al del mercado de trabajo -seis varones cada cuatro mujeres-, representando las mujeres el 42% en el sector cultural.
Mientras que en ingresos, la brecha asciende al 28% en favor de ellos y todavía hay techo de cristal porque más varones tienen cargos jerárquicos; en tanto que en ocupaciones culturales son ellos quienes tienen más de un empleo, algo distinto a lo que ocurre en el mercado laboral donde ellas suelen tener más de uno.
A la luz del análisis de los datos, Avelluto señaló que «no puede ser que las mujeres no tengan las mismas oportunidades que los hombres, no puede ser que tener hijos dificulte el consumo de contenidos culturales. El Estado tiene que intervenir para reparar y corregir esa situación».
En tanto que Lidia Brito, de Unesco, aseguró que «la participación de las mujeres a nivel mundial en las industrias creativas es bastante baja y no tiene que ver con que no estén capacitadas», al tiempo que sostuvo que el desafío es «garantizar espacios de igualdad de género en la cultura».