Un equipo de investigadores de distintas instituciones coordinado por expertos del Instituto Max Planck para la Ciencia de Historia Humana, en Alemania, ha averiguado que hace al menos 220.000 años los neandertales incorporaron a su acervo genético ADN procedente de un grupo humano procedente de África, estrechamente emparentado con los ancestros de los humanos modernos.

Según explican estos científicos en un ensayo publicado en Nature Communications, para determinarlo han analizado un fémur de un neandertal hallado en 1937 en la cueva Hohlenstein-Stadel, en el sudoeste de Alemania, que aún conserva restos de ADN mitocondrial. Este se localiza en las mitocondrias, unos orgánulos que producen energía en las células y que se transmite por vía materna. A partir de las mutaciones que se dan en él se puede llegar a distinguir distintas poblaciones e incluso establecer el tiempo que ha pasado desde que dos sujetos compartieron un antepasado común.

Una hembra del linaje Homo sapiens se apareó con un neandertal macho en algún momento hace entre 470.000 y 220.000 años.
De ese modo, han descubierto que una hembra del linaje que acabaría dando origen al Homo sapiens en África se apareó con un neandertal macho en algún momento hace entre 470.000 y 220.000 años. Sus descendientes extenderían esa huella genética de modo que, con el tiempo, el ADN mitocondrial africano acabaría remplazando al propio de los neandertales.

Otros investigadores señalan que es mejor ser cautos y estudiar más restos para tratar de dilucidar este asunto ya que, hasta ahora, los análisis del ADN nuclear neandertal –el que se encuentra en el núcleo de las células–, los relaciona más con los denisovanos, otra especie humana cuyos restos se han encontrado en Siberia.

En un comunicado al Servicio de Información y Noticias Científicas, el experto en Arqueogenética Cosimo Posth, de la citada institución alemana, uno de los coautores de este trabajo, afirma que «el ADN mitocondrial –transmitido por la madre– y el nuclear –heredado por ambos progenitores– proporcionan dos historias diferentes. El primero sitúa a los neandertales más cerca de los humanos modernos, mientras que el segundo los aproxima más a los denisovanos. De hecho, el ADN mitocondrial encontrado en los neandertales llegó más tarde de África y reemplazó al existente con este, más parecido al de nuestra especie».

No obstante, Posth y sus colaboradores suponen que la migración procedente de África que ocasionó esta introgresión genética no debió ser muy significativa, pues no alteró el ADN nuclear de los neandertales.