La pérdida progresiva de la memoria, que afecta a personas a partir de los 65 años, es abordada por los españoles Nolasc Acarín y Ana Malagelada en el libro «Alzheimer», donde se exponen casos, consejos e investigaciones de una enfermedad que amenaza con ser epidemia en los próximos años debido al aumento de la esperanza de vida.
El libro es una accesible guía para profundizar sobre esta enfermedad que genera temores e interrogantes por el deterioro progresivo que produce en las personas afectadas, y porque aún se desconocen los motivos que la originan más allá de la predisposición genética.
Otra preocupación radica en el costo económico que supone para los países su tratamiento, a tal punto de que en España implica un gasto de «24.000 millones de euros al año», dijo a Télam Acarín, quien por otra parte destacó las ventajas de aprender un instrumento musical para prevenir el Alzheimer, además de hacer una vida sana.
«Alzheimer», editado por RBA Edhasa, cuenta con el prólogo del neurólogo Vladimir Hachinski, profesor de neurología de la Universidad de Western, Canadá, quien descubrió la relación entre la aterosclerosis y el Alzheimer y advirtió hace 30 años sobre la importancia de evitar factores de riesgo vascular como el alcohol, el sedentarismo, la hipertensión, la diabetes y el tabaco.
-¿Por qué consideraron necesario escribir este libro?
– Nolasc Acarín: Debido al envejecimiento de las poblaciones estamos entrando en lo que llamamos la epidemia Alzheimer. En este momento en España, por ejemplo, la expectativa de vida llega a los 82 años. El primer factor de riesgo del Alzheimer es la edad: cuantos más ancianos haya, más enfermos de Alzheimer habrá. Un libro es un instrumento muy útil para los familiares de las personas afectadas, y para gente que están en la mitad de la vida que tiene cierta fobia al Alzheimer, personas que a partir de los 50 llegan a la consulta porque por ejemplo se encuentran en la calle con gente que hace mucho tiempo que no ven, pero no recuerdan su nombre. Cuando a la consulta viene un paciente solo diciendo «mire, doctor, no recuerdo nombres y tengo miedo de padecer Alzheimer», de entrada tenemos la impresión de que no está enfermo. En cambio cuando el paciente viene acompañado de tres o cuatro familiares y le pregunto por qué me viene a ver, y la respuesta es «no tengo idea, pregúntele a ellos, yo estoy perfectamente bien», lo más probable es que tenga Alzheimer.
– Ana Malagelada: El diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer despierta grandes temores y el desconocimiento de la enfermedad los acrecienta, por ello consideramos necesario escribir un libro didáctico, dirigido sobre todo a la familia y los cuidadores de los pacientes, que les permitiera resolver todas las dudas en cuanto al diagnóstico, la evolución y el tratamiento de la enfermedad.
-Son muy llamativos los casos de personas que han sido sanas a lo largo de su vida y terminan con Alzheimer… ¿En cuánto influyen el estrés y el estado de ánimo?
– N.A.: Hoy sabemos que personas que han tenido problemas circulatorios cerebrales tienen más posibilidades de hacer una enfermedad de Alzheimer. Lo que antiguamente se denominaba demencia vascular por arteriosclerosis ahora sabemos que es el inicio de Alzheimer. Uno puede llegar al Alzheimer por degeneración del tejido nervioso sin que haya ningún factor previo, o llegar a partir de enfermedades circulatorias cerebrales. Cuando hay una persona que toca el piano, es profesora de matemáticas, hace actividad física, no ha fumado ni abusado del alcohol y no tiene antecedentes familiares y hace una enfermedad de Alzheimer, no sabemos qué decir.
– A.M: En la enfermedad de Alzheimer existe una predisposición genética, donde el riesgo hereditario es de hasta un 50 por ciento. En las formas seniles, es decir en pacientes mayores de 65 años, que son las formas más frecuentes, también se han identificado marcadores genéticos predisponentes, pero que parecen ejercer menor influencia que otros factores como los hábitos de vida o la exposición a agentes externos. No existen datos concluyentes acerca de la influencia de las experiencias estresantes o traumáticas.
-¿Se sabe por qué las mujeres son más proclives a padecer Alzheimer?
– N.A.: Las mujeres son más proclives al Alzheimer y los hombres al Parkinson, no se sabe por qué. Una de las hipótesis está relacionada con el cromosoma X, las mujeres tienen uno más que los hombres. Nos ha dado bastante luz un estudio sobre monjas de la Congregación de Notre Dame, de los Estados Unidos. Esas mujeres se dedicaron a la enseñanza desde que ingresaron el noviciado hasta los 90 años, tuvieron una vida ordenada, sin cigarrillos ni tóxicos, con horarios fijos. Y se vio que aquellas monjas que eran amargadas, obsesivas, que no establecían lazos afectivos con sus compañeras del convento eran las que tenían más posibilidades de tener Alzheimer, a diferencia de las más sociables, colaboradoras y solidarias. Estas monjas donaron sus cerebros para que al morir realizaran un estudio cerebral y en las necropsias se vio que muchas de este último grupo -sociables, colaboradoras y de mejor carácter- tenían lesiones de la beta-amiloide como ocurre con la enfermedad de Alzheimer, pero no desarrollaron la enfermedad.
– A.M.: El riesgo de Alzheimer es efectivamente superior en las mujeres, pero se desconocen los motivos. Se sospecha que hay una influencia hormonal y que también las diferencias estructurales del cerebro entre hombre y mujer pueden ser responsables.
-¿Por qué no se ha podido avanzar con un tratamiento que lleve a la cura de la enfermedad?
– A.M: El motivo principal es el desconocimiento de su causa. Conocemos algunos factores predisponentes, pero aún estamos lejos de conocer el origen de la enfermedad. Afortunadamente cada vez sabemos más acerca de los mecanismos que conducen a la degeneración neuronal, como el depósito de proteínas anómalas o la neuroinflamación, y ello está mejorando las perspectivas terapéuticas.
-Cuáles son las conductas saludables que podrían prevenir la demencia senil?
– N.A.: Estimular la neuroplasticidad y generar una mejor reserva cognitiva con tres ejercicios: físico, mental y social. El ejercicio físico mejora el sistema cardiorrespiratorio, que posibilita la llegada de oxígeno al cerebro; el trabajo de los músculos produce una proteína que mejora la neuroplasticidad del cerebro. Es una proteína del cuádriceps que se activa al realizar ejercicios y así entra en el torrente sanguíneo, llega al cerebro y favorece la neuroplasticidad. El ejercicio mental es fundamental y para eso hay que estar ocupado: el que no está ocupado mira la tele, y la persona mayor que mira la tele acaba mirando la pared. La socialización es fundamental, el aislamiento es la puerta de entrada a la demencia. En el caso de los niños, es importante no solo la enseñanza escolar sino también la estimulación sensorial para enriquecer la formación de sinapsis en el cerebro, como ocurre con la música: las personas que aprenden un instrumento tienen más recursos para enfrentar el deterioro.
– A.M.: Los buenos hábitos de vida previenen la demencia, como seguir una dieta mediterránea con abundantes frutas, legumbres, vegetales, aceite de oliva y pescado azul. El ejercicio regular y la actividad intelectual son asimismo protectores. La hipertensión, la hipercolesterolemia y la diabetes son factores de riesgo, por lo que es importante evitarlos y tratarlos. También hay que evitar el tabaco y el alcohol de forma muy moderada.