La ex presidenta y senadora nacional Cristina Kirchner dijo hoy que nunca pensó que un juez de la Nación «iba a sostener semejante disparate», al referirse al procesamiento y prisión preventiva, con pedido de desafuero, que le dictó el magistrado Claudio Bonadio por supuesta traición a la Patria y encubrimiento agravado del atentado a la AMIA.
En una rueda de prensa realizada en la presidencia del bloque FPV-PJ de Diputados y rodeada de legisladores nacionales, bonaerenses, porteños y otros dirigentes que aún reportan a su liderazgo, la actual senadora consideró que Bonadio «ejecuta la partitura judicial».
En ese contexto, denunció que el presidente Mauricio Macri es «el director de la orquesta», y que «todo esto sucede en momentos en que el Congreso debate una reforma previsional resistida por una amplia cantidad de gente».
«No quieren que nuestra voz esté en el Senado, pero no nos vamos a callar, ni asustar, ni dejar provocar», expresó Cristina Kirchner ante el aplauso de varios de sus simpatizantes, que, como en épocas de su gobierno, volvieron a ocupar importantes espacios del salón donde hizo su exposición.
«Le quiero decir al presidente Macri que la campaña electoral terminó en octubre», aseveró, al tiempo que recordó que durante su gestión «nunca se votó una ley en contra de los jubilados o de los trabajadores».
Por otra parte, la ex presidenta afirmó: «Estamos ante una cortina de humo para asustar, intimidar y disciplinar a la población; para tapar que las políticas económicas del Gobierno están fracasando y para provocar una reacción política».
«La aprobación del memorado con Irán fue una cuestión de política exterior. Es una cuestión no judiciable. Nunca pensé que un juez de la Nación sería capaz de semejante disparate. Para que haya una acusación de traición a la patria debe darse una situación de guerra y este magistrado considera que los atentados de la AMIA y la embajada lo son», señaló.
La flamante senadora nacional por la provincia de Buenos Aires adelantó que podría a recurrir la medida judicial de Bonadio, ante instancias internacionales, y aseguró que en la Cámara alta representa «una única voz» en condiciones de sumar «otras voluntades».
La presidenta estuvo acompañada en la mesa principal por el diputado nacional y titular del PJ, José Luis Gioja; por el flamante jefe de la bancada kirchnerista de la Cámara baja, Agustín Rossi; por la senadora chaqueña Ines Pilatti de Vergara y por el flamante diputado por Buenos Aires, Fernando Espinoza.
Completaban ese espacio la intendenta de la Matanza, Veronica Magario; la legisladora provincial electa Florencia Saintout; el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y la esposa del dirigente social Luis D’Elia, Alicia Sánchez.
Además de legisladores nacionales, provinciales y porteños electos y con mandato vigente, estuvieron presentes el ex titular del AFSCA Martín Sabatella, el ex jefe de Gobierno porteño Anibal Ibarra, el ex presidente de la Cámara baja Julian Domínguez; el intendente de Esteban Echeverria, Fernando Gray, y el ex vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto.
Como extrapartidarias, se acercaron a acompañar a la ex presidenta la diputada de Proyecto Sur Alcira Argumedo y la dirigente de Izquierda Vila Ripoll.
La convocatoria a la rueda de prensa sorprendió a las autoridades de la Cámara baja y, consecuentemente, por la cantidad de asistentes, desbordó al operativo de seguridad previsto.
Diputados nacionales ávidos de manifestarle la fidelidad a su jefa, asesores, periodistas militantes y militantes con carnet de prensa forcejeaban en la puerta de ingreso al lugar de la reunión con los periodistas que habían sido convocados para la rueda de prensa.
El descontrol retrasó el inició de la rueda, a la que Cristina Kirchner ingresó tras acceder al Palacio legislativo por la puerta lateral de la calle Combate de los Pozos, evitando así a la guardía periodística que la aguardaba por la avenida Rivadavia.
Con más de 100 medios presentes, y tras la exposición inicial de la ex presidenta, la conferencia se limitó a la posibilidad de que pudieran preguntar sólo cuatro periodistas, seleccionados previamente por el ex subsecretario de Comunicación Pública Hernán Reibel.
Al término de la rueda, muchos de los legisladores y dirigentes kirchneristas que se habían hecho presentes en Diputadosno pudieron abrazar o saludar a la ex presidenta, que partió raudamante, tal como había llegado.