El escritor Pacho O’Donnell aborda en «Che. Luchar por un mundo mejor», cuando se cumplirá medio siglo de la muerte de Ernesto «Che» Guevara, los momentos en que se forjó la personalidad de este hombre que movido por un «sentido épico de la vida» recorrió Latinoamérica y ante las injusticias que observó se convenció de que «el mundo tenía que cambiar a través de una revolución violenta».
Aventurero, lector incansable, solidario y hasta cruel, en esta tercera versión del libro, la figura de Ernesto Guevara Lynch se amplía con la experiencia del Che en Guatemala, fundamental en su derrotero como guerrillero y político, según O’Donnell.
En Guatemala aprendió a usar una ametralladora, conoció a su primera esposa y tomó conocimiento sobre el marxismo, entre otras experiencias fundacionales de su personalidad como futuro líder, de cuya muerte se cumplirán 50 años el próximo 9 de octubre.
Editado por Sudamericana, el libro brinda un multiplicidad de miradas sobre el Che a partir de la riqueza de los testimonios de hombres y mujeres que lo conocieron, como Alberto Granado, quien lo acompañó en su primer viaje por América Latina; Enrique Oltuski, miembro de la guerrilla urbana en Sierra Maestra; Dolores Moyano Martín, amiga de la infancia; y Aleida Guevara March, hija del Che, quienes reconstruyen rasgos y aspectos decisivos de su vida.
-¿Por qué decidió escribir una biografía sobre el Che Guevara?
– Pacho O’Donnell: En 1997, a 30 años de la muerte del Che, salieron cuatro biografías importantes: la del norteamericano Jon Lee Anderson, la de los mexicanos Carlos Castaneda y Paco Taibo, y la del francés Pierre Kalfon. Las leí y me convencieron de que había que escribir otras biografías, porque eran muy parecidas, muy cubanizadas, ya que centran la vida del Che en los siete años en Cuba y descuidan los otros 32 años, que son apasionantes y deben ser revisados. Entonces me puse a investigar desde una visión argentina. Me pareció muy importante la etapa de su infancia, cómo se forja el Che. Fue una experiencia apasionante seguir su camino por Bolivia, Guatemala, México y Cuba, y estudiar el vínculo entre el Che y Perón.
-¿Qué incluye esta tercera versión del libro?
– P.O.: Información desclasificada de la CIA y el desarrollo de la experiencia del Che en Guatemala, que es decisiva para él porque llega allí interesado en el gobierno del presidente democrático Jacobo Árbenz que incautó propiedades de la United Fruit Company, que detentaba la exclusividad del comercio frutícola de Centroamérica. A raíz de eso, hay una invasión de los Estados Unidos que depone a Árbenz y pone a un presidente títere que fue el coronel Castillo Armas. El Che vive intensamente esa experiencia, conoce a su primera esposa Hilda, toma contacto con el marxismo y aprende a manejar una ametralladora, ya que en una acción de defensa del gobierno lo mandan a hacer una guardia y debe hacerlo con una ametralladora. Allí conoce a los primeros cubanos castristas, que vienen de fracasar de dos tomas frustradas del poder en su país, y son los que le presentarán a Raúl y luego a Fidel Castro.
-La madre tiene una influencia y un vínculo determinante en la personalidad del Che, por el vínculo y el compromiso político.
– P.O: El Che tiene la típica madre del asmático, es un personaje en cierta forma asfixiado por la madre; entre ellos se produce un círculo vicioso: el asma es una especie de ansiedad oral, ligada a la figura de la madre, a través de las sensaciones primarias de la lactancia. La madre es la que le enseña, cuando no puede ir a la escuela porque está afectado por el asma, lo incentiva y se genera una proximidad muy grande. Eso es lo que genera en el Che esa tendencia a irse, es un gran viajero, una forma de poder despegar. El padre era una persona frívola, que no asume ningún compromiso ideológico, la madre en cambio milita políticamente en la izquierda y fue detenida durante un tiempo.
-La figura del Che está atravesada por el compromiso y la aventura, pero también por la crueldad, ¿qué piensa al respecto?
– P.O: El Che no era violento por naturaleza. Los amigos y compañeros de la infancia lo recuerdan como conciliador y generoso. La violencia del Che era ideológica: cuando está en Guatemala toma conciencia de la violencia del capitalismo, y comprende que cuando el capitalismo se siente amenazado demuestra una violencia que no es solapada, sino de muerte. Entonces comprende que la posibilidad de luchar contra el capitalismo es la violencia y se hace violento y pregona la violencia. Cuando la gente a su mando en Sierra Maestra vacila con traidores y desertores, el Che toma una pistola y le pega un tiro apoyando la pistola en la sien. Además no tuvo empacho de presidir los juicios sumarísimos después de la revolución. El Che llegó a la conclusión de que la violencia era el único sistema político posible para confrontar al capitalismo.
-¿Cómo evalúa la decisión de intento de revolución en Bolivia, que deviene en la muerte del Che?
– P.O.: El Che había perdido una interna política en Cuba, se habían impuesto los que obedecían a Moscú, que tenían toda la fuerza porque Cuba sobrevivía gracias a la ayuda de Moscú. Eso hizo que los cubanos moscovitas trajeran políticas económicas muy distintas de las que había implementado el Che como ministro de Economía de la primera etapa de la revolución. Y en vez de quedarse como un prócer sobreviviendo en Cuba, decide continuar su vocación guerrillera en África, que fue un fracaso, y cuando se refugia en Praga decide venir a la Argentina guerrilleando. Fidel lo convence de que es un suicidio, pero el Che no quiere regresar a Cuba. Está convencido de intervenir en Perú pero lo descarta porque la guerrilla estaba infiltrada por militares. Entonces decide ir a Bolivia. «Benigno» Ramírez -que luchó en el Congo y Bolivia- me dice que el Che sabía que era su última acción.
-¿Se puede decir que en el Che anidaba una pulsión de muerte?
– P.O.: No me atrevería a decirlo, porque eso habla de un deseo de morir; yo creo que él tenía un deseo épico que incluye la muerte; como en toda epopeya, la muerte o el fracaso están incluidos. Creo que tenía un sentido épico de la vida: cuando estudiaba Medicina había decidido ser médico de leprosos. Cuando está tirado en la cama por el asma decide darle un sentido heroico a su vida, y esa idea de ser médico de leprosos la cambia por la conciencia de la injusticia social. El Che no es un suicida, un loco, sino que está convencido de que el mundo tiene que cambiar a través de una revolución violenta y no desconoce el poder del enemigo, tiene plena convicción de que su mayor victoria es dar el ejemplo que incluye la casi seguridad de morir.
-Además de político y guerrillero, ¿fue el Che fue un estadista?
– P.O.: Una persona con la que hablé en Cuba me dijo que el Che fue un gran crítico de las políticas del sistema comunista. Justamente es muy reivindicado como guerrillero porque no lo quieren reivindicar como teórico, porque predijo la caída del comunismo. El determinó cuáles eran los caballos de Troya que se estaban metiendo en la política económica de Moscú y que los iban a llevar al fracaso.
-De todas las personas que entrevistó, ¿cuál le resultó más impactante?
– P.O.: Haber conocido al asesino del Che, al entonces sargento Mario Terán Salazar, fue conmovedor. Cuando se decide entre el gobierno boliviano y la CIA que el Che debe morir se convoca a siete suboficiales y eligen a este hombre a dedo para matar al Che. Era un hombre muy simple, le costó mucho matar al Che, tal es así que podríamos decir que lo mata mal. Pide que le den una buena arma pero le dan una ametralladora y no puede cumplir con la orden de dispararle de la cintura para abajo. Muchos campesinos lo habían visto con la pierna herida de bala y querían que se dijera que había muerto en combate, pero resulta que por los nervios la ráfaga le sale descontrolada y el Che recibió tiros en todo el cuerpo.