La edición de 2018 de Casa FOA, que se realizará del 21 de septiembre al 28 de octubre, tendrá como escenario el ex Convento de la Misericordia, un claustro de más de 120 años ubicado en el corazón del barrio porteño de Villa Devoto donde la muestra de arquitectura, diseño interior y paisajismo se propone dejar una huella y ampliar el mapa de la ciudad de Buenos Aires, adelantaron a Télam Tendencias sus organizadores.
En esta joya arquitectónica de la ciudad en la que hasta hace algún tiempo funcionó el convento, de 3.000 metros cuadrados de claustros, patios y rodeada de rosales, árboles de mandarina y granadas, se respira la historia y la identidad de Devoto, que este año cumple 130 años.
Y fue justamente esta atmósfera tranquila del barrio y su entorno, sumados a la riquísima historia del edificio, lo que llevó a los Marcos Malbrán, director general de Casa FOA, y a Alberto Robredo, gerente general, a decantarse por este proyecto y convertirlo la sede número 35 de la muestra.
«Vinimos a dejar una huella en este nuevo desafío. Estar acá es descubrir un barrio. Y como lo hicimos anteriormente con Barracas y La Boca, queremos marcar una tendencia que amplíe el mapa de ciudad», aseguró Robredo en una recorrida junto a Télam Tendencias por los pasillos impregnados de historia de este convento de la calle Pareja al 3600.
Entre las bondades de Devoto, Robredo enumera su centro gastronómico y lo cuidado que está el barrio, al que define como «un San Isidro porteño», en el que Casa FOA pretende dar el puntapié para desarrollar su entorno.
Es que la elección de la sede de Casa FOA va mucho más allá de encontrar un buen lugar para mostrar las últimas tendencias de arquitectura e interiorismo ya que se trata de la selección de un proyecto inmobiliario, que terminará cambiando el entorno de donde se encuentra una vez que la exposición termina.
Después de 34 años de historia, para los organizadores parte de la tarea de selección de la nueva sede se alivió porque hoy en día son los desarrolladores inmobiliarios y hasta el propio gobierno porteño quienes se acercan con las propuestas.
Una vez que las estudian y analizan, se plantean qué es lo que es lo que Casa FOA puede aportar y qué es lo que el proyecto terminará aportando al entorno.
«Cuando evaluamos este proyecto, pensamos en que Devoto está cumpliendo 130 años y que la mayoría de la gente no conoce bien este barrio. La gente no conoce la parte histórica de la Ciudad de Buenos Aires y nuestro objetivo es salir del entorno, descubrir nuevos lugares y descentralizar», detalló Robredo.
Y recalcó que se busca lugares en los que se mantiene la historia pero en los que es necesario aggiornarse a lo que se viene.
«¿Si es complicado? Sí, lo es, pero uno tiene que readaptarse a los tiempos. Buscamos un mix entre lo antiguo y lo que se viene. Por eso, acá se va mantener la fachada y se va a levantar una torre de ocho pisos y no una de 25», responde al ser consultado por TT sobre cómo se logra mantener el equilibrio entre conservar los edificios con historia y levantar los nuevos.
En esa línea, Marcos Malbrán sostuvo que hay un tema de población y que cuando CASA FOA arrancó con su muestra hace 34 años no había los millones de habitantes que se cuentan hoy.
«Este crecimiento requiere que uno se vaya transformando, que la ciudad se transforme y que la gente conozca lugares como éstos. En los últimos años, Casa FOA estuvo más abocada al centro porteño y la ciudad tiene unos lugares increíbles para descubrir y desarrollar y vamos tras ellos», enfatizó Marcos, nieto del médico Jorge Malbrán, quien fundó la Fundación Oftalmológica Argentina en 1964.
Esa búsqueda de nuevos lugares con potencialidad inmobiliaria y de desarrollo se vio plasmada en muestras que marcaron historia como la de Estancias Abril (1996), en Berazategui, donde no había nada, o los Silos de Dorrego y Darwin (1992) en Palermo Soho y Palermo Hollywood, y la fábrica de Canale (2006) en La Boca.
«Vamos dejando huellas y el granito para que se desarrolle demográficamente la zona o siga creciendo. Pero es como decía Marcos: Casa FOA creció en estos años porque tenemos el profesionalismo interno de evaluar cada proyecto y conocer a los decoradores, a los arquitectos a los que participan», subrayó.
Así, los 3.000 metros cuadrados del convento albergarán Casa FOA 2018 cuyo recorrido se organizará en tres sectores: el primero tendrá ambientaciones con grandes dimensiones destinadas a las temáticas domésticas más tradicionales, el segundo con propuestas para familias jóvenes que busca optimizar ambientes de pocos metros y el tercero para nuevos espacios de trabajo, sus necesidades funcionales y cómo estos influyen en la conducta y en el bienestar de las personas que trabajan en ellos.
Como todos los años, se alternará este recorrido con los espacios para el descanso, donde los patios y las galerías del convento aportarán su impronta histórica y barrial, claves para la atmósfera de la edición de este año, detalló a Télam Ana Astudillo, gerenta de arquitectura y diseño.
Por su parte, Ariel Manusovich, uno de los desarrolladores inmobiliarios y vecino de toda la vida del barrio, anticipó que será un edificio de baja densidad, «conviviendo con las obras del barrio, y se sostendrá el claustro tal cual como está, actualizando su lenguaje y poniéndolas en valor» .
Mientras caminaba por los largos pasillos de mosaicos calcáreos y atraviesa los grandes salones dejando atrás las puertas de arco en medio punto, el ex futbolista relató que conocía del barrio a las siete monjas que quedaban en el convento y anunció que los departamentos tendrán entre 120 y 150 metros cuadrados, habrá dos piletas y «mucho ‘lápiz’ para fusionar el pasado y presente».
«Creemos que va a ser un lugar emblemático porque acá en la zona no hay otro edificio con patrimonio histórico como este. Esta obra será una manera de devolverle al barrio este lugar», le dijo a Télam Tendencias.
Para Manusovich, «si al real state no lo ayudás, queda desactualizado y este proyecto le va a dar un carácter divertido con el sello que va a dejarle Casa FOA y su aporte a la Ciudad».