Pareos, túnicas, mallas enterizas y anteojos espejados son tendencia en Mar del Plata

La moda en Mar del Plata para este verano impone pareos de colores fuertes, túnicas, trajes de baño enterizos y gafas con vidrios espejados como las vedettes de la temporada, según lo que se puede observar en sus playas.
Los 45 kilómetros de playa de la ciudad son una vidriera de las tendencias que marcan los turistas, en especial los jóvenes, en cada temporada, y una recorrida de Télam comprobó las inclinaciones de este verano.
Las chicas llegan a la playa con largas túnicas en especial de colores claros y con mucha puntilla, además de enormes bolsos estampados, en su mayoría con flores de colores estridentes, donde colocan sus bronceadores, lonas, equipo de mate, galletitas o algún refresco saludable.
Los trajes de baño de moda son la malla enteriza aunque persisten las de dos piezas que son cada vez más diminutas y de colores fuertes como agua marina, rosa, naranja, turquesas y verdes, preferentemente estampados, mientras los sombreros y vinchas con flores de colores son ya un clásico.
Los vestidos y «monos» son también los más elegidos por las mujeres, ya que resultan frescos y cómodos a la hora de cambiarse cerca del anochecer cuando llega el momento de «la previa» en la arena.
Son muchas las que llegan a la arena con ojotas de plataforma en los tonos dorados y plateados, con piedras y cintas que rodean sus tobillos, mientras otras lo hacen con ropa deportiva y en bicicleta, para realizar alguna actividad física.
Los hombres, siempre más sencillos a la hora de disfrutar del mar, optan por las bermudas con estampas y muy pocos por las zungas.
Este verano, es «out» usar un bañador a la rodilla, ya que la moda impuesta indica que todo debe ir unos 10 centímetros más arriba.
Mientras escuchan alguna banda de moda en los Mp3 o en los celulares de última generación con spotify, es muy común ver a los jóvenes en ronda jugando a los dados o al truco.
Las prendas para los perdedores, suelen ser tirarse al agua o rodar por la arena hasta llegar a la orilla y darse un chapuzón aunque el agua esté muy fría.