Escritores e intelectuales de peso y trayectoria como Claudia Piñeiro o Mempo Giardinelli, instituciones vinculadas al mundo de la cultura, librerías y editoriales repudiaron hoy desde sus cuentas en redes sociales, con declaraciones y cartas públicas el atentado que sufrió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y advirtieron sobre los efectos de los discursos de odio que en los últimos meses impregnaron el debate político en el país.
«Qué locura lo que acaba de pasar, intento de atentado a CFK. Qué locura, qué desastre. Qué tristeza. Inconcebible», tuiteó anoche, minutos después de que se conocieran las primeras imágenes, la escritora Claudia Piñeiro, quien fue una de las primeras en manifestar su repudio.
El escritor Sergio Olguín, por su parte, advirtió que «el odio alimentado por políticos opositores y sus medios afines, el silencio cómplice de propios y ajenos ante la escalada de violencia tienen consecuencias gravísimas. Ojalá pare acá. Pero no creo».
La escritora Eugenia Almeida apuntó a las consecuencias de la grieta y su retórica: «Los discursos de odio dan sus frutos. Como dicen las Abuelas una y otra vez: Nunca más».
Tamara Tenembaum, escritora y ensayista, reflexionó sobre cómo el ataque cambiará la percepción que tendremos en el futuro sobre la política y el uso del espacio público y las manifestaciones y señaló: «En las que pensé inmediatamente es en mis amigas que siempre marchan con sus hijos, una práctica que siempre me gustó. Si hoy, o a partir de hoy, se animarán a seguir llevándolos o si ya no hay suficientes consensos democráticos como para hacer eso».
«Desde la Unión de Escritoras y Escritores repudiamos enérgicamente al ataque perpetrado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y nos solidarizamos con ella y su familia. La gravedad del hecho pone en peligro la convivencia democrática lograda con enormes sacrificios por nuestro pueblo. Exigimos la investigación y el premio esclarecimiento del intento de magnicidio», manifestó la agrupación.
El escritor Mempo Giardinelli publicó una carta en el diario Página/12 en la que se dirige a varios periodistas, a quienes se refirió como «viejos compañeros de redacciones y amigos» y a quienes apunta como primera línea de los propagadores de los mensajes de odio.
«Quiero manifestarles mi más profundo y sincero desprecio por vuestro miserable comportamiento periodístico de los últimos años, sembrando odio y resentimiento, fabricando mentiras, inventando patrañas y azuzando a una sociedad que sólo necesitaba -y necesita- paz, democracia y serenidad», advirtió.
En otro tramo de la carta dirigida a sus «examigos, excompañeros, excolegas», sostuvo que «es inútil y mentiroso, que en esta emergencia pretendan parecer moderados y como objetivando un caso que en el fondo ha de frustrarlos, inconfesadamente, porque el sicario enviado no logró matar a la Vicepresidenta».
Después del mediodía, autores y autoras como Piñeiro, Olguín, Mariana Enriquez, Gloria Peirano, Selva Almada, Betina González, Marcelo Figueras, Horacio Convertini, Cynthia Edul, Eugenia Almeida, Samanta Schweblin y Juan Carrá, entre otros, circularon un comunicado conjunto en el que manifestaron su «preocupación ante los discursos de odio que fomentan ese tipo de acciones, que no consideramos aisladas sino la inevitable consecuencia la escalada de violencia verbal y simbólica en que vivimos».
«Exigimos el pronto esclarecimiento de lo ocurrido y el rápido accionar de la justicia para determinar responsabilidades. Y llamamos a los dirigentes políticos, a los medios y a la sociedad toda, a que revisen las prácticas y discursos violentos que hacen que en Argentina vivamos momentos dolorosos y graves como los que se vivieron en el día de ayer», manifestaron.
Paula Canelo, socióloga y directora del programa de estudios políticos de la FLACSO Argentina, advirtió que «la trampa del odio es que es una escalera. Con escalones que podemos estar construyendo todos, nos demos cuenta o no».
«La derecha mata, son todos fascistas, son todos estúpidos, ellos son el mal también son discursos de odio», razonó Canelo, en un llamado a repensar la forma en la que nos expresamos, y apuntó en Twitter que «tal vez nos parezcan defensas válidas ante la agresión de un otro que odia. Pero en los hechos, son escalones para seguir subiendo la escalera del odio. Qué difícil reconocer que los discursos de odio no son sólo ´del otro´. Que también se alimentan de nuestra propia incapacidad de reconocer a nuestros adversarios políticos como tales. Como pares, como semejantes, como tan legítimos como nosotros mismos».
En esa misma línea se manifestó la docente e investigadora feminista Diana Maffía, al sostener que «el lenguaje es una acción que impacta en las mentes y en los cuerpos. El intento de magnicidio es una alerta hacia la anomia violenta y antidemocrática que nos rodea».
El Ministerio de Cultura, por su parte, repudió en un comunicado el «atroz intento de magnicidio» que atenta contra la democracia, las instituciones y el Estado de Derecho y llamó a «la totalidad de las fuerzas políticas a cesar los discursos de odio y a fortalecer el sistema democrático a través de la palabra».
El sector editorial también se manifestó para condenar el ataque. La filial argentina de la editorial Penguin abogó «por el respeto indiscutible a las instituciones democráticas así como por el debate pacífico de ideas», mientras se sumaron a los repudios Marea y Caja Negra Editora.
Entre las librerías, Eterna Cadencia sostuvo que «la violencia y los discursos de odio nunca son el camino. Desde la palabra, construyamos una sociedad en paz», mientras Libros Mendel también advirtió: «El espanto de lo que pasó. El espanto de lo que podría haber pasado. El espanto de las reacciones posteriores El espanto del país en el que nos convertimos».
Mandolina, de Belgrano, cerró sus puertas y explicó: «Hoy no abrimos. Que la angustia, el espanto y el repudio que el atentado contra la vicepresidenta nos genera se convierta en un compromiso para erradicar el odio y la violencia de la vida en democracia».
Tampoco abrió sus puertas hoy la librería del Fondo de Cultura Económica que repudió el atentado, se definió como defensora «de la democracia y la pluralidad de ideas», pidió por «nunca más al odio y la violencia» y anunció que hoy no abrían ni sus oficinas ni la librería.