A pesar de su reputación como una industria orientada a las mujeres, un nuevo estudio hecho en Estados Unidos reveló que la moda todavía sigue manejada por hombres pese a que también ellas son las que más gastan.
De hecho, la moda es alimentada por mujeres que gastan, en promedio, tres veces más de lo que gastan los hombres en ropa, para ellas mismas y para terceros.
Según The NPD Group, una firma de investigación de mercado, citada por la revista Glamour, en 2017 las mujeres gastaron en ropa más de 159.000 millones de dólares, en Estados Unidos.
Entonces, podría pensarse que los cargos más importantes de la industria están en manos de diseñadoras y ejecutivas, pero la realidad dice otra cosa.
El estudio, «The Glass Runway» (La pasarela de cristal), lanzado en estos días, fue elaborado por el Consejo de Diseñadores de Moda de Estados Unidos (CFDA según sus siglas en inglés), la revista Glamour y la consultora McKinsey & Company.
En la encuesta participaron 191 empresas e incluyó a los sectores minoristas, creativos y corporativos, de los que 530 personas la completaron.
En sintonía con el patrón visto en otras industrias, el estudio reveló que hay muy poca diferencia de ambiciones entre los estudiantes de moda masculinos y femeninos, y que las mujeres lideran la cantidad de alumnos de las escuelas de diseño.
Sin embargo, solo el 14 por ciento de las principales marcas de moda son administradas por una mujer.
El porcentaje desfavorable también está en el los ascensos: apenas el 5 por ciento de las mujeres fueron ascendidas a cargos medios contra el 18 por ciento de los hombres que ni siquiera había pedido un puesto mayor.
Diane von Furstenberg, presidenta de CFDA, admitió que no se habla de esta brecha como se debiera porque «es un sentimiento que todos conocen».
La diseñadora, de 71 años, aseguró en una nota en The New York Times que a veces es necesario «decir algo para que la gente no pueda fingir que ello no está ocurriendo y no es verdad».
A su vez, entrar en la industria y obtener un puesto de relevancia es algo que se torna complicado ya que, según esta encuesta, las mujeres enfrentaron obstáculos como «tener una familia, sexismo, falta de tutoría y confianza», entre otras cuestiones.
Además, el 100 por ciento de las mujeres incluidas en el estudio aseguró que había desigualdad de género en la industria, mientras que solo el 50 por ciento de los hombres encontró este problema.
Lucia Liotti, diseñadora y dueña del sello de zapatos de autor que lleva su nombre, los mismos que vistieron los pies de las glamorosas protagonistas de serie Sex and The City en el cine, le dijo a Télam que en la Argentina la industria de la moda no es ajena a la desigualdad de género.
«En mi caso fue más marcado aún porque históricamente la industria del calzado está en mano de los hombres, empezando por los curtiembreros y pasando por los demás actores que intervienen en ella», explicó la diseñadora.
En ese sentido, Liotti, quien empezó con la aventura de diseñar zapatos en 2007, dejó ver un poco de luz en el camino, porque compara aquellas épocas con las actuales y concluye que «hay diferencias».
Al respecto, recueró lo incómodo que era entrar en una fábrica cuando sus interlocutores varones le daban a entender: «sos mujer, no sabés de esto».
«Antes era menos escuchada pero ahora somos muchas más las que estamos en esto, Parte del camino está allanado aunque no podemos desconocer la cultura patriarcal atraviesa todo», reflexionó.
Incluso, las problemáticas sexistas que quedaron expuestas en la encuesta hecha por la CFDA pueden parecer sorprendentes, si se tiene en cuenta que en el mundo y en Estados Unidos, hay mujeres CEO´s altamente elogiadas en la industria de la moda.
Ana Porto, ejecutiva de una marca de cosméticos y productos de belleza líder a nivel mundial, le dijo a Télam, en diálogo telefónico, que la encuesta no hace otra cosa que reflejar lo que pasa en la industria.
«Es así, coincido perfectamente con eso. En la industria, los puestos ejecutivos están dominados por los hombres y recién ahora se empiezan a ver los cambios pero es un proceso muy lento», enfatizó esta alta ejecutiva desde las oficinas que la compañía tiene en Nueva York.
A su vez, el estudio propone algunas soluciones, que incluyen criterios de avance y horarios flexibles.
Pero el objetivo era más preliminar, según Von Furstenberg: «sensibilizar y poner en aviso a los departamentos de Recursos Humanos».
El estudio se conceptualizó después de la Marcha de las Mujeres en 2017, pero combinado con el ajuste #MeToo, es un buen momento para comenzar a pensar sobre quién dirige el programa en una industria que atiende a mujeres.
En esa línea, Liotti concluye: «creo que el trabajo para cambiar estas diferencias de género y sexistas se debe dar en todas las direcciones, incluso como diseñadores desde la propia moda, hay que tener otra mirada, otra silueta».