El jefe de seguridad de Facebook, Alex Stamos, dejará su cargo por «desacuerdos internos» sobre cómo afrontar el escándalo que envuelve a la red social y a la consultora Cambridge Analytica por el uso de datos personales de 50 millones de usuarios con fines políticos, informó hoy el diario The New York Times.
Stamos disiente también con la cúpula de Facebook respecto de la forma en que la empresa viene manejando la cuestión de la difusión masiva de noticias falsas y desinformación a través de la plataforma, factores que han influido en elecciones recientes en distintos países.
En este sentido, el directivo aseguró estar «completamente comprometido» con su trabajo, pero no negó lo que la prensa norteamericana considera una «inminente» salida.
«A pesar de los rumores, todavía estoy completamente comprometido con mi trabajo en Facebook. Es cierto que mi papel cambió. Actualmente estoy dedicando más tiempo a explorar los riesgos emergentes de seguridad y trabajar en seguridad electoral», informó anoche en su cuenta de Twitter.
Según informó hoy The New York Times, parte del desacuerdo en la cúpula de la red social reside en cuánto debería compartir Facebook sobre cómo los gobiernos utilizaron «indebidamente» la plataforma.
Para Stamos, Facebook tendría que haber dado más divulgación del tema de la «interferencia rusa» en la elecciones estadounidenses de 2016, y debería darse una reestructuración para abordar mejor los problemas.
Fuentes de la empresa citadas por el diario neoyorkino señalaron que Stamos quería irse antes pero que los demás ejecutivos de pensaban que su partida se vería mal.
Signo de esto es que su equipo de trabajo, que era de 120 personas, ahora tiene solo tres.
Su salida es la primera de importancia desde que estalló el nuevo escándalo, el fin de semana, cuando se hizo público que los datos personales recabados por una aplicación para «fines académicos» fueron usados por Cambridge Analyitica para desarrollar un software para predecir las decisiones de los votantes e influir en ellos.
El conjunto de datos abarcó a 50 millones de personas, de las cuales solo 270 mil habían dado su consentimiento.